Vi y escuché a un ejecutivo de Fonabosque, en una entrevista en Abya Yala, la afirmación que la densidad de un bosque reduce el porcentaje de violencia masculina contra la mujer. ¡Inusitada, sorpresiva y alentadora afirmación!

Quise confrontar la información con su base científica y no la encontré (todavía), empero, lo que manifestó el ejecutivo de esa institución, porque es el experto, genera admiración y fortalecimiento de la esperanza para atenuar, hasta eliminar, este vigente escarnio contra el ser más importante de la creación, ante la pertinaz obsecuencia de muchos hombres y adolescentes de abandonar la falaz presunción de superioridad y dominio sobre la mujer.

Me adhiero, aunque sin llamado, a plantar más árboles y contribuir a la densidad de los bosques, cuya influencia generará, según la presente afirmación, el cambio de mentalidad en los hombres con neurosis de machismo y en la sociedad que, indirectamente, desde el hogar prohíjan la supremacía del hombre a través de la educación que imparten en la convivencia con sus hijos varones; siendo determinante este punto de inflexión debido a que el hogar es la primera escuela.

Expectante la acción benéfica que emanarían los bosques para atenuar la violencia y los feminicidios que registran un índice elevado e inconcebible, en contraposición al nivel de civilización que alcanzamos. Las sociedades sensibles expresan incesantemente su protesta social a las autoridades contra este imparable cortejo fúnebre de muertes en el estrato social de las mujeres. Entendiendo como protesta social la oposición al espectro implacable del futuro, la realidad del presente, que decanta en una concienciación contra esta aberración de la conducta humana.

Este trastorno sicótico priva de la vida y estigmatiza para el resto de sus vidas a seres inocentes que transmiten amor, entrega, lealtad y capacidad de dar vida; aparentemente una antinomia y lo es, debido a que se priva de la vida a quien recibió de Dios el don de dar vida.

La naturaleza es sabia y sería ocioso enumerar lo que ella transforma en benéficos a los fenómenos más insondables. Así, citamos solo uno, en la especie del pino-carrasco, de gran difusión en España, el cual absorbe 50 toneladas de CO2 en un año; o sea, la naturaleza contra la negligencia de los humanos, insertos en las potencias mundiales que deciden.

Entonces no sería excepcional que sea la naturaleza de los árboles que cure esta demencia mundial contra las mujeres, antes que los tratamientos terapéuticos contra la neurosis de la violencia y la potencialidad al crimen.

Como corolario, está comprobado que los pequeños árboles Bonsái nos educan definitivamente a incorporar la paciencia a nuestro carácter.

FORO

RAÚL PINO-ICHAZO T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

[email protected]

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Los bosques sí atenúan la violencia contra la mujer

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14.01.2024

Vi y escuché a un ejecutivo de Fonabosque, en una entrevista en Abya Yala, la afirmación que la densidad de un bosque reduce el porcentaje de violencia masculina contra la mujer. ¡Inusitada, sorpresiva y alentadora afirmación!

Quise confrontar la información con su base científica y no la encontré (todavía), empero, lo que manifestó el ejecutivo de esa institución, porque es el experto, genera admiración y fortalecimiento de la esperanza para atenuar, hasta eliminar, este vigente escarnio contra el ser más importante de la creación, ante la pertinaz obsecuencia de muchos hombres y adolescentes de abandonar la falaz presunción de superioridad y dominio sobre la mujer.

Me adhiero, aunque sin llamado, a plantar........

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