Sería una antinomia no consensuar que la aparente contradicción entre el concepto de seguridad, la angustia y el temor, no es real. La seguridad es indivisible a su cualidad, por la cual, los hechos y los acontecimientos aparecen exentos de todo peligro, daño o riesgo.

Es imperativo comprender que en cualquier actividad humana no existe la seguridad absoluta ni ausencia de peligro. Basado en esos conceptos, nace el seguro en general que es el comercio o la explotación de la angustia y temor que reside en los humanos.

El seguro en sentido lato es el contrato por el cual el asegurado, mediante la percepción de una prima, se obliga ante el asegurado al pago de una indemnización dentro de los límites pactados (contrato adhesivo) si se produce el evento sujeto a cobertura. Y, en sentido estricto, contemplando su origen, el seguro nace de las condiciones humanas subjetivas de mayor o menor intensidad como son la angustia y el temor.

La angustia es un estado de desasosiego psíquico y de inquietud profunda que se acompaña con reacciones psicomotrices y vegetativas; a ello debe unírsele la influencia filosófica como experiencia metafísica por la cual la persona toma conciencia del ser. El temor es el miedo, es un sentimiento de inquietud, de incertidumbre, recelo, sospecha y aprensión hacia algo.

El seguro se constituyó, a través de su evolución, como explotador de los precitados sentimientos inherentes a la intimidad de la persona como un efectivo mitigador de esa angustia y temor, pues todos los ciudadanos del mundo vivimos con la constante preocupación de hechos sobrevinientes que están fuera del dominio de la voluntad.

La vida es una sucesión de invenciones de mujeres y hombres que mediante el estudio de la complejidad psicosomática del ser humano, encuentra nichos de explotación económica y los consolida como elementos de uso cotidiano o de costumbre en la vida de interrelación.

Es legítimo suponer la no contemplación de los sentimientos humanos y arremeter en su explotación para obtener millonarias sumas por concepto de primas del seguro. “El hombre es un lobo para el hombre”, decía Thomas Hobbes con abrumadora certeza, empero, esa ficción del seguro que tranquiliza la intensidad de la angustia y el temor de vivir, soslaya aparentemente la omnipresencia de estos sentimientos.

Existe una ausencia de conocimiento exacto y moderno, por parte de las aseguradoras sobre la complejidad de los seguros aeronáuticos, que difieren de los seguros convencionales. Se trata de los riesgos provenientes de la actividad aeronáutica exclusivamente, que comprende esencialmente la existencia de una aeronave en el más extenso sentido de su acepción y el ejercicio de la actividad y, son los elementos que caracterizan el seguro y lo transforman, inequívocamente, en seguro aeronáutico y, entre los juristas especializados, constituye el defender los distintos términos aplicados en el Derecho Aeronáutico.

Es menester comprender el concepto del seguro como el compromiso contractual del asegurador a indemnizar a la otra parte los perjuicios acaecidos derivados del ejercicio de vivir que se prevén en la póliza de seguro y su característica principal es el desplazamiento de las consecuencias del riesgo inminente hacia el patrimonio del asegurador y este, a su vez, al patrimonio del reasegurador.

Toda la gama de seguros tiene una orientación establecida en cuanto a los montos de las pólizas, sin embargo, llama la atención que no se cumpla el principio de la solidaridad en lo tocante a los seguros por enfermedades y salud, pues en todo el mundo las primas son altísimas.

FORO

Raúl Pino-Ichazo T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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Seguros: comercio con la angustia y el temor

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10.01.2024

Sería una antinomia no consensuar que la aparente contradicción entre el concepto de seguridad, la angustia y el temor, no es real. La seguridad es indivisible a su cualidad, por la cual, los hechos y los acontecimientos aparecen exentos de todo peligro, daño o riesgo.

Es imperativo comprender que en cualquier actividad humana no existe la seguridad absoluta ni ausencia de peligro. Basado en esos conceptos, nace el seguro en general que es el comercio o la explotación de la angustia y temor que reside en los humanos.

El seguro en sentido lato es el contrato por el cual el asegurado, mediante la percepción de una prima, se obliga ante el asegurado al pago de una indemnización dentro de los límites pactados (contrato adhesivo) si se produce el evento sujeto a cobertura. Y, en sentido estricto, contemplando su origen, el seguro nace de las condiciones humanas subjetivas de mayor o menor intensidad como son la angustia y el temor.

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