Se publica, por los medios de difusión, las estadísticas de transporte aéreo comercial en 2023; un total de más de seis millones de pasajeros, de los cuales la mayoría pertenecen al mercado cautivo del país, que se denomina tráfico de cabotaje.

El “récord histórico” que se menciona se debe inequívocamente a la existencia de un cuasi monopolio, que es odioso, aquí y en las antípodas. El usuario de transporte aéreo en Bolivia, como en los países desarrollados aeronáuticamente, quiere elegir, al momento de asumir la decisión de utilizar el transporte; sea por la conveniente tarifa, mejor servicio a bordo, puntualidad o simple preferencia, que es soberanía del pasajero.

Una verdadera y productiva reactivación del transporte aéreo en Bolivia, es el trasunto real de la presencia de más líneas aéreas extranjeras, que establezcan la necesaria competencia, como única posibilidad sustentable de progreso de las propias líneas aéreas que explotan un determinado mercado y que realizarán una traslación de conocimientos aeronáuticos recíprocos, para crear futuros valores humanos en la aeronáutica de Bolivia.

Lo cierto es que, equiparando la actividad de las líneas aéreas extranjeras en los países limítrofes, comprobamos la precaria oferta de elección que dispone el usuario boliviano para sus desplazamientos internos y de largo alcance, máxime si la impronta de la actividad del transporte aéreo en general, es la dinámica competitiva, la implementación constante de la técnica y la informática, la sujeción estricta a las disposiciones internacionales de transporte aéreo establecidas por los organismos especializados y formados en aeronáutica y, sobre todo, la seguridad y la puntualidad.

Es admirable que La Paz continúe como principal suministrador de pasajeros; como destino y distribuidor, a los demás aeropuertos, y no reciba la debida atención en su infraestructura, debido a que no se realizan, por el órgano responsable, las reparaciones en la pista y demás modificaciones imprescindibles para la satisfacción de las líneas aéreas, que pagan por un servicio sin riesgo.

La reactivación se estructura con una política aeronáutica coherente, con leyes actualizadas, ejecutivos con sólida formación aeronáutica, experiencia en la gestión y acciones disruptivas, como lo hicieron Ecuador y Colombia. Se sigue, por decisión política desacertada y ausencia de conocimiento, priorizando lo administrativo a lo técnico y su implementación, cuyo efecto nocivo es la falta de recursos para inversiones.

El otro efecto negativo es la exigua atracción que genera operar en Bolivia por las elevadas tarifas en los servicios aeroportuarios, que nos elimina de la competencia con los países limítrofes, lo cual es una paradoja, debido a que Bolivia es un país altamente atractivo por su situación geográfica, su diversidad turística y el cuidado ambiental, empero, es natural, en un mundo mercantilista, que se imponga lo económico, condicionante muy sensible para las líneas aéreas importantes, al momento de decidir operar un determinado destino.

FORO

Raúl Pino-Ichazo T.

Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política

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