diciembre 8, 2023diciembre 7, 2023 Lilith Verstrynge y Yolanda Díaz se saludan en el Congreso, a 13 de noviembre de 2023, en Madrid.- EP

Es difícil saber si la historia de los desencuentros entre Sumar y Podemos tiene un tono trágico, dramático o cómico. La tragicomedia suele ser el leitmotiv de la izquierda española, encallada desde siempre en la célebre secuencia del circo romano de La vida de Brian, eligiendo entre morros de nutria, pezones de loba y bazos de ocelote mientras sus líderes se pelean, se acuchillan, se tiran los trastos y se van escindiendo entre siglas cada vez más esotéricas: el Frente Popular de Judea contra el Frente Judaico Popular. Lo cierto es que hay algo inquietante en los constantes divorcios de una formación llamada Unidas Podemos y algo todavía más inquietante en el desmenuzamiento de un paquebote político denominado Sumar, que todavía no sabemos muy bien si es un partido político, una operación aritmética, una coalición electoral, un orfeón de gira por provincias o una mercería adosada a Ferraz.

La desbandada de los cinco diputados de Podemos al grupo mixto ha provocado, entre otras reacciones alérgicas, que algunos líderes de Sumar los llamen tránsfugas, una opinión que no debe ser tomada a la ligera, sobre todo si tenemos en cuenta que, básicamente, Sumar no es más una especie de metástasis de Podemos que ha ido engordando gracias al trasvase de podemitas enfurruñados. En el circo de 18 pistas de Yolanda Díaz se han sucedido números de magia magistrales, trapecistas que caían sin red, ministras desaparecidas por una trampilla y portavoces devorados por los leones del Congreso: un más difícil todavía en el que la actuación estelar tuvo lugar durante las pasadas elecciones, cuando arramblaron con la mayor parte de votantes de Podemos sin las ideas de Podemos, sin el proyecto político de Podemos y finalmente sin Podemos.

A Pablo Iglesias le echan la culpa de casi todo, pero nadie puede negarle ese olfato infalible que le llevó a escoger de colega a Errejón y de sucesora a Díaz, un instinto de autodestrucción que repite la lección histórica de Julio César abrazando a Bruto entre puñaladas por la espalda y la de Jesucristo invitando a copas a Judas Iscariote. Es lo que pasa por ver Juego de Tronos en vez de leer a Suetonio y a Tácito. Sin embargo, no se entiende el disgusto de Podemos tras haberlos ninguneado y humillado a gusto; tras vetar a Irene Montero, a Pablo Echenique y a Rafa Mayoral; tras quitarles la voz en la tribuna de oradores y dejarlos reducidos a la mínima expresión. Muchos piensan que deberían haber seguido aguantando el maltrato con la misma dignidad de la esposa a la que el marido abofetea un día porque sí y otro porque también.

Entre lo trágico y lo cómico, es una pena que podemitas y sumarísimos no sigan juntos para seguir asistiendo a los despropósitos de esas comedias televisivas al estilo de Dos hombres y medio o Matrimonio con hijos. A fin de cuentas, Sumar se parece bastante a Alan, el gorrón inútil que se mete por la jeta en la casa de su hermano Charlie sin pagar alquiler y con su hijo, sólo para comer la sopa boba, disfrutar de la playa de Malibú y criticar su afición a ligar. No hay que olvidar que Charlie Sheen, el actor que interpretaba sin mucho esfuerzo a Charlie Harper, acabó en la calle por parecerse demasiado a su personaje.

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Dos Podemos y medio

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08.12.2023

diciembre 8, 2023diciembre 7, 2023 Lilith Verstrynge y Yolanda Díaz se saludan en el Congreso, a 13 de noviembre de 2023, en Madrid.- EP

Es difícil saber si la historia de los desencuentros entre Sumar y Podemos tiene un tono trágico, dramático o cómico. La tragicomedia suele ser el leitmotiv de la izquierda española, encallada desde siempre en la célebre secuencia del circo romano de La vida de Brian, eligiendo entre morros de nutria, pezones de loba y bazos de ocelote mientras sus líderes se pelean, se acuchillan, se tiran los trastos y se van escindiendo entre siglas cada vez más esotéricas: el Frente Popular de Judea contra el Frente Judaico Popular. Lo cierto es que hay algo inquietante en los constantes divorcios de una formación llamada Unidas Podemos y algo todavía más inquietante en el desmenuzamiento de un paquebote político denominado Sumar, que todavía no sabemos muy bien si es un partido político, una operación aritmética, una coalición electoral, un orfeón de gira por provincias o una mercería........

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