diciembre 20, 2023diciembre 19, 2023 La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante la cena de Navidad del PP de Madrid, en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo de Madrid.- Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Tener mucho currículum en España suele ser un inconveniente, un lastre del que más vale desprenderse a tiempo. Si te piden idiomas y dos o tres licenciaturas será únicamente para cubrir una vacante en un basurero o un puesto de pegar sellos en una empresa de mensajería, mientras que toreros, diáconos y aristócratas nunca necesitaron más títulos que la denominación de origen, el apellido o el mote. El Niño del Cortijo, el arzobispo de Almendralejo o el vizconde de Tragaldabas son suficiente pasaporte para moverse por el delicado mundo de la diplomacia, la alta política, las revistas del corazón y el Boletín Oficial del Estado.

Resulta inexplicable la manía de algunos políticos por intentar fabricarse un pasado académico ficticio cuando Luis Roldán llegó a director general de la Guardia Civil sin más estudios que una tesis doctoral en barra libre. Cristina Cifuentes y Pablo Casado presumían de sendos másteres con matrículas de honor de la Señorita Pepis sin caer en la cuenta de que Ana Botella heredó el cargo de alcaldesa por vía morganática. En el libro de ponentes del Foro de Davos, mientras los de sus colegas ocupaban varios párrafos, el currículum de Ana Botella se resumía en una sola línea: la dirección en internet del Ayuntamiento de Madrid, aunque habría valido también el emoticono de una carita sonriendo o una etiqueta de raspa y gana.

Estos días ha saltado la sospecha de que Ayuso tiene su currículum escrito en primera persona del plural del pluscuamperfecto del subjuntivo. Si hubiéramos sabido esto. La presidenta explicó que dejó a medias el doctorado en la Complutense porque tuvo que ponerse a trabajar para pagarse una habitación, pero lo cierto es que por aquellas fechas el trabajo ya lo había encontrado en la oficina de empleo particular de Esperanza Aguirre, donde cobraba alrededor de 4.200 euros mensuales. Para no alquilarla con ese sueldo, Ayuso debía de andar buscando una habitación de 200 metros cuadrados con vistas al Palacio Real, un local lo bastante grande para meter a su marido y quizá al perro Pecas, del que era traductora a tiempo completo. Algunas lenguas malintencionadas han sugerido que el currículum de Ayuso es una mierda, sin advertir que, en todo caso, sería una mierda de perro.

No menos problemáticos son los diversos másteres en Comunicación del Instituto Séneca y el Programa de Liderazgo de la Universidad de Navarra, documentos en los que bailan las fechas y los títulos según los expedientes que se consulten. Deben tratarse de títulos cuánticos, en los cuales, si se sabe lo que estudiaba Ayuso, no se conoce cuándo, y si se sabe cuándo, es que estudiaba el perro. Tras cubrirse de gloria con el doctorado cum laude a Mario Conde, la Universidad Complutense decidió renovar su estatus nombrando a Ayuso "alumna ilustre", un honor que se explica mucho mejor al repasar un historial académico hecho a base de goma de borrar. Conociendo de sobra el país en que vive, un amigo mío, en lugar de poner la alarma, deja en el asiento del conductor dos o tres libros para evitar que le roben el coche.

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El currículum de Ayuso

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20.12.2023

diciembre 20, 2023diciembre 19, 2023 La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante la cena de Navidad del PP de Madrid, en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo de Madrid.- Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Tener mucho currículum en España suele ser un inconveniente, un lastre del que más vale desprenderse a tiempo. Si te piden idiomas y dos o tres licenciaturas será únicamente para cubrir una vacante en un basurero o un puesto de pegar sellos en una empresa de mensajería, mientras que toreros, diáconos y aristócratas nunca necesitaron más títulos que la denominación de origen, el apellido o el mote. El Niño del Cortijo, el arzobispo de Almendralejo o el vizconde de Tragaldabas son suficiente pasaporte para moverse por el delicado mundo de la diplomacia, la alta política, las revistas del corazón y el Boletín Oficial del Estado.

Resulta inexplicable la manía de algunos políticos por intentar fabricarse un pasado académico ficticio cuando Luis Roldán llegó........

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