26/01/202426/01/2024 Foto de archivo del debate electoral entre Donald Trump y Joe Biden en 2020. XINHUA NEWS/LIU JIE

Cada vez parece más probable que en el mes de noviembre de 2024 el enfrentamiento presidencial en los EEUU sea, de nuevo, entre Donald Trump y Joe Biden. A pesar de que apenas acaban de comenzar las primarias republicanas y de que sólo han votado unos 400.000 norteamericanos, lo cierto es que ya sólo queda una rival de entre los diez que comenzaron esta competición hace más de medio año. Pero lo interesante es que no sólo todos ellos se han retirado, sino que, además, una gran parte de ellos han ido ofreciendo de manera progresiva su apoyo a Trump. DeSantis ha sido el último en sumarse a una lista en la que también se encuentran el el senador Tim Scott (RS.C.), el empresario de la industria farmacéutica Vivek Ramaswamy, o el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum. De todos ellos sólo la exembajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, continua en la carrera hacia la nominación tras las primarias de Iowa y New Hampshire donde Trump ha conseguido el triunfo.

Así pues, parece un escenario bastante plausible que se repita el último enfrentamiento electoral entre dos líderes que representan a sendos partidos en declive. Es ahora cuando demócratas y republicanos tienen el menor apoyo por parte de la ciudadanía. Según un estudio de Gallup, el 27% de los electores se identifica como demócrata, su nivel más bajo desde 1988. Tampoco le va mejor a los republicanos, que cuentan con el 27% de apoyos. Y sin embargo, hay ya un 43% de electores que se identifican como independientes, algo que igualaría las cifras de 2014. Una lectura rápida de estos datos marca la pauta. Los norteamericanos no quieren a ninguno de los dos y, por tanto, votarán a aquel partido/líder que represente al menor de los males.

Biden y Trump, Trump y Biden, dos líderes que se necesitan mutuamente para seguir en la lucha por el poder político. Los dos lo saben. Especialmente Biden, que a toda costa prefiere un enfrentamiento contra Trump que contra Haley. Siempre es más sencillo movilizar con la retórica del miedo. El Biden moderado que se presenta contra el histriónico Trump le funcionó en 2020, también en las elecciones de medio mandato de 2022 donde se esquivó, contra todo pronóstico, el desastre e incluso se consolidó la mayoría demócrata en el Senado. La cuestión es si esta estrategia le servirá de nuevo. Han pasado demasiadas cosas desde entonces.

Las encuestas no pintan bien para Biden que cada vez es más impopular. Su acción política en asuntos como la economía, la delincuencia o la política migratoria no convencen. La acción en política exterior que gozó de un consenso político y público durante 2022 en relación con el apoyo a Ucrania se ha ido diluyendo, y una buena parte de su electorado, pero también de su propia Administración, no comparte su posición en relación con Gaza. Recuerden la carta firmada por más de 500 funcionarios contra la política de Biden o las dimisiones de algunos funcionarios del Departamento de Estado por la misma causa. Las manifestaciones de apoyo al pueblo palestino y contra la acción del gobierno israelí en el territorio de la Franja en grandes ciudades norteamericanas han sido históricas. Todo ello, sin duda, puede tener un impacto negativo para Biden. Y lo tendría todavía mas si su rival no fuera Trump, sino Haley, la representante mas "centrada" del partido republicano. Una candidata que, además, según encuestas del 16 de enero, ganaría a Biden con ocho puntos de ventaja.

Así que, con este panorama, parece más que evidente que la estrategia del viejo Joe sea la de plantear la campaña electoral como un plebiscito contra Trump. El fin sería la movilización de un electorado demócrata absolutamente desmotivado y a los que no les gusta su candidato. Nada nuevo. Esta dicotomía, el poner al electorado entre la espada y la pared ya se ha visto en otras latitudes, Francia sin ir más lejos, en donde el voto en defensa de la República y contra la extrema derecha todavía funciona en elecciones Presidenciales.

En todo caso, Haley sigue en la carrera. Su estrategia es esperar alguna sentencia condenatoria hacia Trump (que algún Estado, además de Maine y de Colorado, prohíba presentarse al ex presidente), y contar con que las donaciones a su candidatura continuarán. En realidad, esto último es lo más relevante, ya que sin esos fondos la campaña terminaría para ella.

Habrá aún que esperar para ver quienes se enfrentarán el dos de noviembre y si ,por primera vez en la historia, un octogenario será presidente de los EEUU.

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Trump-Biden, de nuevo frente a frente, si Haley no puede evitarlo

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26.01.2024

26/01/202426/01/2024 Foto de archivo del debate electoral entre Donald Trump y Joe Biden en 2020. XINHUA NEWS/LIU JIE

Cada vez parece más probable que en el mes de noviembre de 2024 el enfrentamiento presidencial en los EEUU sea, de nuevo, entre Donald Trump y Joe Biden. A pesar de que apenas acaban de comenzar las primarias republicanas y de que sólo han votado unos 400.000 norteamericanos, lo cierto es que ya sólo queda una rival de entre los diez que comenzaron esta competición hace más de medio año. Pero lo interesante es que no sólo todos ellos se han retirado, sino que, además, una gran parte de ellos han ido ofreciendo de manera progresiva su apoyo a Trump. DeSantis ha sido el último en sumarse a una lista en la que también se encuentran el el senador Tim Scott (RS.C.), el empresario de la industria farmacéutica Vivek Ramaswamy, o el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum. De todos ellos sólo la exembajadora ante Naciones Unidas, Nikki Haley, continua en la carrera hacia la nominación tras las primarias de Iowa y New Hampshire donde Trump ha conseguido el triunfo.

Así pues, parece un escenario bastante plausible que se repita el último enfrentamiento electoral entre dos líderes que representan a sendos partidos en declive. Es ahora cuando demócratas y republicanos tienen el menor apoyo por parte de la........

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