Cuando circulaban tranvías, los troles eran las pértigas que captaban la energía eléctrica de la catenaria. El término procedía del inglés, pero hoy se ha fundido el término trol del noruego con el inglés para identificar al monstruo que habita en las cavernas y en las redes sociales y la prensa mercenaria que publica para destruir la noticia o boicotear el debate público. Antes el reportero se desvivía por obtener la primicia; la mejor manera de obtenerla, es inventarla a costa de culpar a un inocente, vivo, de terrorista, publicar su foto, como si hubiera sido el asesino terrorista que ¡resultó muerto por la policía!. Los troles cuentan trolas, e incluso hasta sujetos al erario público de carne y hueso han venido como Jimenez Losantos a ejercer de troles cuentatrolas, hasta inventarse el militante traidor de Vox y la organización de su invención. Es el efecto de la postverdad, inventa que algo queda. Una noticia inventada vale por los efectos que produce, no por sí misma. El epítome de esta suerte de mercenarios es, sin duda, el Pais de los Troles de la saga de Pepa Bueno, que como se dice de las Meigas, haberlas haylas. Pepa Bueno se emparenta con el consultor de la ouija, consultando a nuestros muertos, como Sánchez, en vez de a los suyos, también de su invención y al traficante Zapatero y sus amigos administradores del helicoide venezolano mientras se entretiene en la limpieza étnica, con la misma estrategia rusa que expulsó a Xavier Colás de Moscú en veinticuatro horas. Esta panda de ganapanes imita al Arzallus que logró la expulsión de 200000 vascos. Así se ganan las elecciones, como Stalin ganó Crimea, expulsando a los tártaros.

Tras echar a Savater y Cebrián, Pepa Bueno proclama aquello de «es la ideología, idiotas». El triste destino de El Pais, que ha consumido la gloria pasada de aquellos ensayos del grupo Timón, es haberse quedado con los esbirros del sanchismo. Los parásitos anidan y se atrincheran mientras cobran con sangre su beneficio, como la Inchaurrondo, docta esbirro del nacionalsocialismo abertzale, la Igartiburu que envenena con simplezas por solo 6 millones de euros, y el Broncano, dispuesto a diseminar mierda por tan solo 14 millones de euros. Forman todos la cohorte de corifeos del sanchismo que junto con los comegambas de UGT y CCOO votan a favor de un programa del género escatológico. Y sin descuidar a la Ayuso que programa su política de vivienda restringiendo el suelo y financiando a los sindicatos mafiosos del socialismo. ¡Dios, si levantara la cabeza Camacho!

En El País encontramos a un tal Oscar Cornejo, sabedor de los programas de calidad, como Sálvame, Todo es Mentira y otros, defendiendo la basura de Broncano. Al Pais se le ve la antena, la galena, el plumerito y la radio. También leo a otra tertuliana de cuyo nombre no quiero acordarme, que dice que el programa de Broncano es barato, o sea, 14 millones de euros, 1200 euros por minuto, es barato. Desde luego es menos que lo que supone la compra mensual de una familia. No sabe de que habla. Los “Talk Show” son formatos tirados de precio, que se lo pregunten a Teseo, otra productora que emitía Lazos de Sangre que se apropió de la idea de una trabajadora de RTVE. Que se lo pregunten a Buenafuente, otro del gremio nacionalsocialista catalán. Una mafia. Una trama, otra forma de engrosar los crímenes del nacionalsocialismo de Roures, el mismo que fue detenido por alojar a un terrorista. El Telediario primera edición no alcanza los 14 millones anuales, es decir, 547 euros minuto y tiene muchísima más audiencia que lo que pueda cosechar Hamas Broncano, Contreras, Pepa Bueno y La Moncloa. Solo que para hablar del tráfico y del tiempo no debería gastarse mas que lo que cuesta un monigote construido con Inteligencia Artificial. A no ser que sea para presentar cien veces por sesión a la presidente de la Comunidad de Madrid en Ayuso Televisión, no merecería pagar a un presentador de carne y hueso. O eso parece.

El programa de Broncano se puede producir con periodistas de televisión mucho más graciosos, eficientes y económicos por no más de 240 euros minuto, una quinta parte de lo que se van a gastar para alimentar el narcisismo sanchista tratando de robar audiencia ajena del Hormiguero, y eso además de no tener garantía de un índice de audiencia satisfactorio y no tener derechos de comercialización.

Obviamente Cascajo S.A es parte del negocio socialista, todo los días en su menú figura un carné del PSOE que mastica pacientemente mientras su efímero puesto le permitirá volver a su puesto de profesor de la Carlos III, un nido de urracas socialistas que emergieron del departamento del difunto Bustamante, aquel mismo del proyecto de RTVE que fue el que promovió a Cafarell y a tantos otros esbirros en puestos de su facultad y de la Rey Juan Carlos. El tráfico de influencias es marca de la casa psoista. Es parte de la endogamia, de El País, de la UCM y de la televisión “púbica”. Y Begoña Gómez catedrática y Sánchez plagiario de tesis ajena. Hasta el pobre Muñoz Molina escribe una crónica sobre la politización de RTVE y llora desconsoladamente por aquella televisión que cree existió hace tiempo, pero aún tratándose de parecerse a un buen escritor, no sabe tampoco de que habla mientras aplaude con las orejas el sanchismo, … en lo Pais. RTVE es pura ideología Woke, el denominado Mantrans, una adaptación del hinduismo orientado a la masturbación mental. No en vano el pais es el primer consumidor mundial de benzodiacepinas, en concurrencia.

Existen muchos peligros en el mundo, pero no existe uno mayor que el que se deriva de la ocupación de las conciencias, de la tergiversación de la realidad, de la comercialización del sexo y de la equívoca sensación de que el silencio y su ley nos impiden opinar que la programación de RTVE es pura basura socialista. Va a ser complicado revertir la situación. Así está el patio, lleno de troles y trolas.

QOSHE - «Trolas y troles» - Juan Pérez De Mungía
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«Trolas y troles»

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22.04.2024

Cuando circulaban tranvías, los troles eran las pértigas que captaban la energía eléctrica de la catenaria. El término procedía del inglés, pero hoy se ha fundido el término trol del noruego con el inglés para identificar al monstruo que habita en las cavernas y en las redes sociales y la prensa mercenaria que publica para destruir la noticia o boicotear el debate público. Antes el reportero se desvivía por obtener la primicia; la mejor manera de obtenerla, es inventarla a costa de culpar a un inocente, vivo, de terrorista, publicar su foto, como si hubiera sido el asesino terrorista que ¡resultó muerto por la policía!. Los troles cuentan trolas, e incluso hasta sujetos al erario público de carne y hueso han venido como Jimenez Losantos a ejercer de troles cuentatrolas, hasta inventarse el militante traidor de Vox y la organización de su invención. Es el efecto de la postverdad, inventa que algo queda. Una noticia inventada vale por los efectos que produce, no por sí misma. El epítome de esta suerte de mercenarios es, sin duda, el Pais de los Troles de la saga de Pepa Bueno, que como se dice de las Meigas, haberlas haylas. Pepa Bueno se emparenta con el consultor de la ouija, consultando a nuestros muertos, como Sánchez, en vez de a los suyos, también de su invención y al traficante Zapatero y sus amigos administradores del helicoide venezolano mientras se entretiene en la limpieza étnica, con la misma estrategia rusa que expulsó a Xavier Colás de Moscú en........

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