“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y al entretenimiento los esclavos amarían su servidumbre”, Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley

“No se trata de si la guerra es real o no, la victoria no es posible. No se trata de ganar la guerra, sino de que esta sea constante. Una sociedad jerarquizada solo es posible si se basa en la pobreza y en la ignorancia. En principio, el fin de la guerra es mantener a la sociedad al borde de la hambruna. La guerra la hace el grupo dirigente contra sus propios sujetos y su objetivo no es la victoria, sino mantener la propia estructura social intacta” 1984 de George Orwell.

“El televisor es real. Es inmediato. Tiene dimensión. Te dice lo que tienes que pensar y te lo dice a gritos. Ha de tener razón. Parece tenerla (…). Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando las letras de las canciones más populares, o los nombres de las capitales del Estado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos hechos que se sientan abrumados. Entonces tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices. No les des Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía (…). Más deporte para todos, espíritu de grupo, diversión, y no hay necesidad de pensar, ¿eh?” Fahrenheit 451 de Ray Bradbury

“De la novela ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! Se hizo la película Soylent green. Poca gente sabe que el nombre de Soylent es un acrónimo formado por Soy (soja) y Lentil (lenteja)

Aldous Huxley publicó su novela Un mundo feliz en 1932. La de George Orwell, 1984 fue publicada en 1949. Fahrenheit 451 de Ray Bradbury fue publicada en 1953. ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! Novela en la que se basa la película Soylent green se publicó en 1966. Sus mensajes, sus escenarios, las sociedades y costumbres, las advertencias que en ellas aparecen están hoy más actuales y alarmantes que nunca.

La agenda 2030 es un atentado en toda regla a la agricultura y la ganadería en aras de hacer de la naturaleza un parque temático. Para ello es necesario que la forma de alimentarnos cambie y para que cambie están haciéndonos creer que vale la pena sacrificar nuestras costumbres alimentarias en aras de amar la naturaleza hasta el punto de ver en ella tan solo un jardín de recreo al que no se puede ni tocar. También debemos amar el clima y respetarlo y para ello arrasan y desertizan regiones enteras del planeta eliminando toda clase de cultivos para sustituirlos por placas solares y con ello evitar que la agricultura y ganadería intoxiquen el planeta. Ya nos están preparando para, como en la película Soylent green, aceptar alimentarnos de píldoras. Para que aceptemos esta distopía nos llevan astutamente a creer que el televisor es el portador de la verdad y que los libros y su lectura son tóxicos como el gobierno mundial que Ray Bradbury representa en su obra Fahrenheit 451. Naturalmente, ellos saben que para alcanzar la distopía de un gobierno mundial que funcione bajo los parámetros de una dictadura con disfraz de democracia, necesitan una guerra mundial o, al menos, varias guerras a un tiempo para mantener a la ciudadanía siempre al borde la hambruna o, al menos, al borde de la supervivencia que no de vivir. Una vez conseguido estos objetivos, tan solo les queda a los señores que nos gobiernan que son los mismos que se reúnen todos los años en Davos bajo las órdenes de los que, manejando el verdadero poder, se ocultan en las sombras, implantar la dictadura más potente bajo la apariencia de democracia. Este último paso lo darían atiborrándonos de soma tal como en la novela de Aldous Huxley para que solo viéramos, como en la alegoría de la caverna de Platón, las sombras y que las tuviéramos como la realidad. Debido a la forma en que estamos prisioneros, tan solo podemos ver y tomar como ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no podemos conocer nada de lo que realmente sucede a nuestras espaldas.

¿Está el hombre de este siglo XXI prisionero tal como los que viven en la caverna de Platón? ¿Es esta sociedad tecnológicamente casi perfecta, una sociedad distópica en la que los creadores de ella, los amos, solo nos permiten ver y oír los mensajes que nos envían a través de las guerras, las agendas para mejorar las condiciones de una vida que no es vida, la lectura tan solo de lo que nos aparece en las pantallitas de los móviles y pantallas del ordenador, las consignas emitidas constantemente por las televisiones y el soma que, bajo las formas de toda clase de drogas, nos suministraran – ya lo verán más pronto que tarde – gratis?

Puede que todo sea algo de lo que llaman conspiranoico, puede. Lo cierto es que basta mirar nuestra sociedad para dar autenticidad en los momentos actuales de lo que Huxley llamó la dictadura perfecta, que es básicamente una prisión sin muros de la que los prisioneros (nosotros) ni siquiera pensaríamos en escapar porque gracias al consumo y al entretenimiento los esclavos (nosotros) amaremos nuestra servidumbre

MAROGA

QOSHE - «Agenda 2030 - Manuel Del Rosal
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15.04.2024

“Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que gracias al consumo y al entretenimiento los esclavos amarían su servidumbre”, Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley

“No se trata de si la guerra es real o no, la victoria no es posible. No se trata de ganar la guerra, sino de que esta sea constante. Una sociedad jerarquizada solo es posible si se basa en la pobreza y en la ignorancia. En principio, el fin de la guerra es mantener a la sociedad al borde de la hambruna. La guerra la hace el grupo dirigente contra sus propios sujetos y su objetivo no es la victoria, sino mantener la propia estructura social intacta” 1984 de George Orwell.

“El televisor es real. Es inmediato. Tiene dimensión. Te dice lo que tienes que pensar y te lo dice a gritos. Ha de tener razón. Parece tenerla (…). Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando las letras de las canciones más populares, o los nombres de las capitales del Estado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos hechos que se sientan abrumados. Entonces tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán........

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