La política surgió hace miles de años como una necesidad de los individuos de organizarse con la intención de tomar decisiones, llegar a acuerdos, cumplir objetivos y facilitar la vida en sociedad. Como resultado de esta definición, el político estaba para servir al pueblo. Eso fue hace miles de años, tantos como han transcurrido desde que Aristóteles publicó su “Política”

Platón dijo en sus Gorgias: “lo que constantemente digo no es para agradar, sino que busca el mayor bien y no el mayor placer” Platón despreciaba la retórica muy valorada en aquellos tiempos porque la consideraba más una mera destreza verbal que no algo que busca la solución a los problemas. Hoy la retórica está muy desprestigiada porque los políticos de estos dos últimos siglos se han valido y se valen de ella para manipular con el solo objetivo de alcanzar sus intereses individuales y de partido. Hasta tal punto está devaluada la retórica que cuando se quiere uno referir a algo que nada aporta y para nada sirve decimos: “eso es pura retórica”

A lo largo de los siglos al político se le veía como el servidor de los ciudadanos y el que hacía uso de la política para servir al pueblo. En el devenir de los tiempos el político ha pasado de servir al pueblo a servir sus intereses particulares y los de su partido sin importarle que, de esa forma, perjudique al país y a los ciudadanos; incluso podemos decir que el político ve en la función pública la oportunidad de enriquecerse, aunque sea de forma ilícita y de poseer poder, pasando de ser un servidor del pueblo a un expoliador del pueblo; al menos en España.

Al político se le pide que no haga retórica con la justicia, sino que la aplique¸ Ni con la honestidad, sino que él mismo sea paradigma de hombre honesto. Que no perjudique a su país y a los ciudadanos, sino que trabaje para su bienestar. Que no haga de la política un fin en si misma para medrar a su costa, sino un medio para mejorar las condiciones de vida de su país y sus ciudadanos. Desgraciadamente, no es así. Hoy y desde hace años, el político ha hecho de la política, no un servicio, sino un medio para enriquecerse. Y en esto España se lleva la palma de la corrupción. No hay más que ver la última entrega que nos ha llegado de la pestífera corrupción política con el caso Ábalos – Koldo mostrando como los políticos y la política de este pobre país asolado por la suciedad untuosa y maloliente, medraban para enriquecerse mientras España moría por la pandemia.

La política en general y en particular la que impregna de suciedad e inmundicias a España, lleva en sí misma el purulento contagio de la corrupción lo que la ha convertido, al menos en España, en la profesión más sucia que se conoce. No en vano la palabra político ya se emplea como sinónimo de ladrón, mercader, codicioso y deshonesto. Es la política uno de los instrumentos más espantosos que el hombre ha inventado, la política ha devenido en una cloaca que empuerca a quien vive de ella y, al menos aquí en España, circula excitando odios, alimentando sucias apetencias, sosteniendo codicias, acelerando la corrupción y, como no puede ser de otra forma, envileciendo y encanallando a quienes viven de ella. Uno se pregunta: ¿Nos importa a los ciudadanos la sucia corrupción que emana de las cloacas de la política? Si nos atenemos a los resultados de las votaciones en las elecciones desde que se instauró lo que llamamos democracia, parece ser que no, que no nos importa.

MAROGA

QOSHE - «Oficio de tinieblas - Manuel Del Rosal
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

«Oficio de tinieblas

9 0
11.03.2024

La política surgió hace miles de años como una necesidad de los individuos de organizarse con la intención de tomar decisiones, llegar a acuerdos, cumplir objetivos y facilitar la vida en sociedad. Como resultado de esta definición, el político estaba para servir al pueblo. Eso fue hace miles de años, tantos como han transcurrido desde que Aristóteles publicó su “Política”

Platón dijo en sus Gorgias: “lo que constantemente digo no es para agradar, sino que busca el mayor bien y no el mayor placer” Platón despreciaba la retórica muy valorada en aquellos tiempos porque la consideraba más una mera destreza verbal que no algo que busca la solución a los problemas. Hoy la retórica está muy desprestigiada porque los políticos de estos dos últimos siglos se han valido y se valen de ella para manipular con el solo objetivo de alcanzar sus intereses........

© Periodista Digital


Get it on Google Play