Decenas de editoriales y columnistas elogian al unísono «El discurso del Rey» como en aquellos editoriales catalanes conjuntos, mientras yo, que era monárquico cuando nadie lo era, incluso a contracorriente, sigo pensando que en el vigente golpe de estado continuado Zarzuela y sus asesores podrían ir un paso más allá sin extralimitarse.

Al escuchar el discurso he pensado:
Todo eso está muy bien. ¡Pero nos siguen pisando el callo! Por eso chirrían los halagos de los medios cuando son tan unánimes y excesivos como los editoriales catalanes conjuntos de Juliana, Brunet y la Vanguardia.

Los que tenemos la posibilidad y el vicio de escribir podemos escoger perdernos entre las palabras para intentar un pensamiento pretendidamente complejo o buscar la música de la letra. Pero cuando se trata de la alabanza de la corte y menosprecio de lo que sea, sobran panegíricos y tratados de interpretación de los gestos del Rey que queremos ver, cuando de lo que se trata es de los actos que no vemos. El drama que vive España hoy no exige gestos sino actos.

Cuando la Nación está en peligro y lo que los medios están obligados a debatir atañe a la supervivencia política de todos, no procede salir a hablar del discurso del Rey con frases alambicadas ni luciéndonos con memeces de quintacolumna.Tampoco bastan frases hechas.

¿Qué el Rey citó lo de evitar la discordia? Evidente, pero la discordia es lo que ha venido sembrando Pedro Sanchez durante años sin que nadie dijera nada, hasta el punto de que al mismo tiempo que huye hacia el precipicio levanta un muro.

Como ha dicho Arcadi Espada la razón no está aquí en el término medio ni sirve tampoco eso que dos no riñen si uno no quiere, pues no hay falsedad mayor. Es Sanchez quien ha querido dividir, enfrentar, para sostenerse en el poder.

Nada en la Constitución obliga a mantenerse equidistante y neutral cuando un partido, grupo o región violenta flagrantemente la ley y la unidad de la Nación y y y así lo declara, precisamente porque es preciso colocarse en disposición de defenderla.¿Seguiría siendo el mismo discurso del Rey con Puigdemont y Otegui en el gobierno? Me temo que sí, porque de hecho ya están.

«Cada institución ejerciendo sus competencias», recalca el Rey en su discurso. Pero para eso ¿bastan discursos? muy acertados sin duda, pero al fin y al cabo discursos.

Arcadi ha pedido a los asesores del Rey que más que equidistantes se sitúen por encima. Y por otro lado es cierto que colocarse, no entre los partidos, sino junto al pueblo soberano en la calle tiene sus riesgos. Pero no lo es menos que en las situaciones difíciles es cuando un monarca se la juega. Cuando la Constitución recoge las funciones del Rey no dice solamente pronunciar de vez en cuando discursos.

Quizás no estuviese de más llamar a consultas al gobierno y oposición cuando suceda algo grave. Cuando se se vulnere flagrantemente la Constitución o antes de que lo irremediable se produzca, cuando se pretenda nombrar mediadores internacionales o cuando se busquen apoyos entre prófugos de la justicia. Y cuando para conseguirlo se decida por conveniencia amnistiarlos.

El Tirano ha colocado a amigos y miembros del Partido socialista Catalán en todas las instituciones que tienen que ver con el control de las elecciones: Indra, Correos, Telefónica etc.. Así cambió el sentido de un millón de votos en un mes en unas elecciones convocadas cuando el pueblo no estaba y así nadie ganará nunca más unas elecciones. Todo, extrañamente, con la aquiescencia de «todos» los partidos políticos.

Pero el gran problema español es que, tomadas las instituciones por el poder, nada o muy poco de lo que se intenta en este país puede prosperar. Quizas alguna pequeña fruslería que no tenga relevancia pública ni política se resuelva seis u ocho años despues. Con suerte antes de que se muera el solicitante. Y además no será inmediatamente ejecutiva. Necesitará otro incidente de ejecución de sentencia. Todo lo cual desalienta a los españoles absolutamente de todo, salvo buscar cobijo en los partidos y en el Gobierno.

España es el país del Toro. Pero del toro pasao. Esto no es un Estado de derecho. Por eso pedimos lo que pedimos en esta carta a los Reyes Magos y a los otros. Vivimos en una Tiranía con un trampantojo de democracia. Y no nos enteramos.

Victor Entrialgo

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«La Carta al Rey Mago»

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02.01.2024

Decenas de editoriales y columnistas elogian al unísono «El discurso del Rey» como en aquellos editoriales catalanes conjuntos, mientras yo, que era monárquico cuando nadie lo era, incluso a contracorriente, sigo pensando que en el vigente golpe de estado continuado Zarzuela y sus asesores podrían ir un paso más allá sin extralimitarse.

Al escuchar el discurso he pensado:
Todo eso está muy bien. ¡Pero nos siguen pisando el callo! Por eso chirrían los halagos de los medios cuando son tan unánimes y excesivos como los editoriales catalanes conjuntos de Juliana, Brunet y la Vanguardia.

Los que tenemos la posibilidad y el vicio de escribir podemos escoger perdernos entre las palabras para intentar un pensamiento pretendidamente complejo o buscar la música de la letra. Pero cuando se trata de la alabanza de la corte y menosprecio de lo que sea, sobran panegíricos y tratados de interpretación de los gestos del Rey que queremos ver, cuando de lo que se trata es de los actos que no vemos. El drama que vive España hoy no exige gestos sino actos.

Cuando la Nación está........

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