Sam Bankman-Fried, fundador de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, fue condenado a 25 años de cárcel por el fraude masivo que condujo al derrumbe de esa plataforma de intercambio. En el juicio el acusado argumentó que su intención “había sido revolucionar el emergente mercado de criptomonedas con sus ideas innovadoras y altruistas más no robar”. Pero el juez Lewis A. Kaplan le negó la fianza, lo acusó de ocho cargos penales, incluidos fraude electrónico y conspiración y lo declaró culpable de estafar a inversores en FTX. Además, le atribuyó un cargo de blanqueo de dinero y además lo declaró culpable de fraude y conspiración.

Tras crear FTX en 2019, Bankman-Fried ordenó al cofundador Gary Wang y al director de tecnología Nishad Singh modificar el código de la plataforma para permitir a su otra empresa, Alameda, tener privilegios especiales. Así se otorgó en FTX una línea de crédito ilimitada para Alameda y se le concedió la denominación de ‘negativa permitida’, de modo que podía incurrir en déficits sin repercusiones. Wang y Singh se declararon culpables de delitos financieros en el marco de un acuerdo con el Gobierno.

Los fiscales del juicio estimaron que SBF había afectado por más de 10.000 millones de dólares a clientes, inversores y prestamistas al captar indebidamente este dinero y canalizarlo a sus empresas.

La fiscalía se declaró inconforme con la decisión, pues exigía una condena mínima entre 40 y 50 años, argumentando que “El acusado victimizó a decenas de miles de personas y empresas, en varios continentes, durante un período de múltiples años. Robó dinero a clientes que se lo habían confiado, mintió a inversores, envió documentos falsos a prestamistas, inyectó millones de dólares en donaciones ilegales a nuestro sistema político y sobornó a funcionarios extranjeros. Cada uno de estos delitos es merecedor de una larga condena”.

Los depositantes de FTX no contaban con seguro federal para compensarles cuando se agotó el efectivo. Los utilizó además para financiar el lujoso estilo de vida de sus ejecutivos, apostar en los mercados de criptomonedas y canalizar millones de dólares en campañas políticas estadounidenses.

Las pruebas más contundentes contra Bankman-Fried procedían de su expareja y consejera de confianza Caroline Ellison. Su testimonio evidenció que todas las decisiones en Alameda y en FTX las tomaba Bankman-Fried, propietario mayoritario de ambas empresas. La respuesta reiterativa de Ellison en el juicio, cuando se le preguntaba quién le ordenó llevar a cabo diversas acciones delictivas, fue: “Sam lo hizo”. El fiscal federal Damian Williams elogió el veredicto del jurado y dijo “Puede que jugadores como Sam Bankman-Fried sean nuevos, pero este tipo de fraude, este tipo de corrupción, es tan antiguo como el tiempo”, afirmó.

Como afirmara Miguel Ricardo González: “Sam tenía buena preparación técnica, pero por su falta de moral provocó el colapso de las empresas”.

Beethoven Herrera Valencia
Profesor Emérito Universidad Nacional, de la universidad Javeriana y de Prime Business School.