Esta semana el presidente Gustavo Petro visitó a Nicolás Maduro, y regresó con unos acuerdos bajo el brazo inconvenientes para Colombia.

No vale la pena detenerse mucho en las inconsistencias de lo acordado en el campo energético, que propone que Ecopetrol explote petróleo y gas en Venezuela (‘cerca de Colombia’, precisa el presidente Petro), mientras en nuestro país no se otorgan nuevas licencias de exploración de esos combustibles. Suponiendo que el objetivo sea luchar contra el cambio climático, ¿acaso los hidrocarburos venezolanos contaminan menos que los colombianos? Lo que se propone que haga Ecopetrol al otro lado de la frontera nos deja con el pecado de la contaminación y sin el género del empleo, los impuestos y las regalías, rubros que le estaríamos regalando generosamente a Venezuela.

Además de ese despropósito, hay otro acuerdo importante cuya descripción es tan rimbombante como peligrosas son sus implicaciones. Gustavo Petro lo resumió así: ‘la Paz política en Venezuela puede ser la Paz armada en Colombia’. En pocas palabras, el gobierno colombiano se compromete a colaborar para que los vecinos encuentren una solución a la encrucijada política en que se encuentran a pocas semanas de las elecciones presidenciales, mientras el régimen de Maduro promete poner su grano de arena en el propósito de Petro de alcanzar una Paz Total.

Como están planteadas las cosas en este momento las elecciones en Venezuela serían un vulgar fraude, y el compromiso del gobierno Petro de avalar ese proceso lo convertiría en cómplice de ese fraude.
La inhabilitación de María Corina Machado, la ex candidata que alcanzó 80 por ciento de favorabilidad y que tenía todo para derrotar a Maduro, ha convertido las elecciones en una farsa. El mismo presidente Petro denominó esa decisión como un golpe anti democrático, unos días antes de su viaje a Caracas.

Ahora él mismo afirma que le presentó un plan a la oposición venezolana para superar el impasse en que se encuentra el proceso electoral, pero está claro que avalar cualquier fórmula que no le permita a María Corina participar en las elecciones constituye un acto de complicidad con ese golpe.

¿Y qué decir de la paz armada en Colombia? Lo primero que hay que destacar es que ese apelativo describe claramente el balance de los esfuerzos del Gobierno en su errática búsqueda de una Paz Total.

Las accidentadas conversaciones que ha venido sosteniendo el Gobierno con grupos al margen de la ley, y los insólitos ceses al fuego que han adornado el proceso, que han derivado en el repliegue de la fuerza pública y el pavoneo de los delincuentes, para lo único que han servido es para afianzar el control territorial de los grupos ilegales, fortaleciendo así el auge de sus negocios ilícitos y el sometimiento de la población civil.

Paz política y paz armada: con estos acuerdos se están cocinando complicidades a lado y lado de la frontera.

Mauricio Reina
Investigador asociado de Fedesarrollo.

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Paz política y paz armada

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12.04.2024

Esta semana el presidente Gustavo Petro visitó a Nicolás Maduro, y regresó con unos acuerdos bajo el brazo inconvenientes para Colombia.

No vale la pena detenerse mucho en las inconsistencias de lo acordado en el campo energético, que propone que Ecopetrol explote petróleo y gas en Venezuela (‘cerca de Colombia’, precisa el presidente Petro), mientras en nuestro país no se otorgan nuevas licencias de exploración de esos combustibles. Suponiendo que el objetivo sea luchar contra el cambio climático, ¿acaso los hidrocarburos venezolanos contaminan menos que los colombianos? Lo que se propone que haga Ecopetrol al otro lado de la frontera nos deja con el pecado de la contaminación y sin el género del empleo, los........

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