Galimatías es sinónimo de confusión, enredo, caos o lío. Por su parte sainete es “situación o acontecimiento grotescos o ridículos y a veces tragicómicos”. Ambos conceptos aplican perfectamente al caso de la licitación de los pasaportes de la Cancillería. Lo que ha sucedido en los últimos meses con este tema nos hace ver como un país de opereta en el que las instituciones se enfrentan y las normas no operan. Si no fueran el reflejo del caos normativo daría para una película cómica. Pero el tema es de fondo. Lo que estamos presenciando es de mucha gravedad.

El premio Nobel de Economía, James Buchanan, hizo un aporte fundamental a la ciencia al poner el foco en las variables institucionales que explican el éxito de una sociedad. Más recientemente los profesores Acemoglu y Robinson han hecho contribuciones muy interesantes consignadas en su muy popular obra ¿Por qué fracasan los países? En el tema del valor de las instituciones en la economía, sin duda el papel de la justicia es central.

Lo que está en juego es el respeto de las normas como activo económico. El Gobierno afirma que en la licitación hay corrupción, pero no muestra las pruebas. Apoyado en esa suposición ordena, saltándose las normas de contratación, desconocer el proceso.

Nada menos que el Canciller de la República, en un acto de cinismo extremo, sostiene que no le importa si está violando la ley porque, cuando quieran cobrarle el atropello, estará en la tumba. Ante la evidencia de abuso de poder, la Procuraduría lo suspende. Su sucesor temporal delega en un subalterno la función y este ratifica la adjudicación inicial.

Hay señalamiento de traición, destitución fulminante, denuncias, contradenuncias y, a la fecha, el asunto sigue en un limbo. Sainete del peor estilo. Los abogados se frotan las manos pues se avecinan años de litigio.

Pónganse en los zapatos de una empresa extranjera que está pensando en participar en algún negocio en Colombia y se entera de la tragicomedia. Lo pensará muchas veces antes de confiar en un país que maneja sus temas estratégicos de esta forma. Si tiene otras opciones, preferirá optar por ellas.
Buchanan miraría horrorizado este caso. Acemoglu y Robinson
deberían incluirlo en una próxima edición de su célebre libro como un ejemplo de destrucción de legitimidad institucional.

El asunto no es de monto menor porque envía un mensaje de que todo escenario, así sea el más absurdo, es probable. A la fecha, de lo único que estamos seguros, es que sobre esa licitación planeará la incertidumbre porque nuestro sistema judicial no es transparente.

La seguridad jurídica, tan importante para los negocios, queda en la buhardilla.

Galimatías plus: Desde la Casa de Nariño, el Secretario de Transparencia denuncia al oscuro y cuestionado funcionario nombrado por la misma Casa de Nariño para dirigir la UNGRD. Otro sainete.


Miguel Gómez Martínez

Decano de Economía
Universidad del Rosario
migomahu@gmail.com

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¿Galimatías o sainete?

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06.03.2024

Galimatías es sinónimo de confusión, enredo, caos o lío. Por su parte sainete es “situación o acontecimiento grotescos o ridículos y a veces tragicómicos”. Ambos conceptos aplican perfectamente al caso de la licitación de los pasaportes de la Cancillería. Lo que ha sucedido en los últimos meses con este tema nos hace ver como un país de opereta en el que las instituciones se enfrentan y las normas no operan. Si no fueran el reflejo del caos normativo daría para una película cómica. Pero el tema es de fondo. Lo que estamos presenciando es de mucha gravedad.

El premio Nobel de Economía, James Buchanan, hizo un aporte fundamental a la ciencia al poner el foco en las variables institucionales que explican el éxito de una sociedad. Más........

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