Todos los años es la misma historia. Concluido el período de vacaciones de mitad de año, los temas y proyectos inician un constante aumento en su dinámica de ejecución. Parece como si, luego de una primera mitad de año somnolienta, el país saliera de su letargo lleno de bríos y energía. El último trimestre es frenético y concluye con las novenas navideñas, tal vez la única tradición que los colombianos parecen respetar.

Esta descripción aplica a empresas grandes y pequeñas, públicas y privadas, nacionales y extranjeras sin distingo. Parece una ley de las organizaciones colombianas que se ajusta al principio general de dejar las cosas para última hora. En el fondo lo que refleja es la ausencia de una buena planeación de tareas y actividades. El primer semestre transcurre a media marcha y los procesos avanzan lentamente. Pero como faltan muchos meses para el cierre del año se estima que habrá tiempo para recuperar el tiempo perdido.

Resulta que el tiempo perdido está perdido. La planeación no puede hacer el milagro de devolvernos los días que no fuimos eficientes ni diligentes. Para no tener los picos de fin de año deberíamos haber sido cuidadosos en el cumplimiento de las metas en los doce meses.

Pero esa no es la forma como trabajamos. Por ello los presupuestos y los calendarios no se cumplen.

En el sector público, este déficit de planeación y seguimiento se traduce en la improvisación en la ejecución de los recursos que tienen vigencia anual.

En los últimos dos meses se quieren definir y contratar todo tipo de obras y servicios que debieron hacerse a lo largo del año fiscal pero no se hicieron. Los errores que se cometen son costosos y las interpretaciones legales se estiran al máximo para poder cerrar el año de forma atropellada y con indicadores que no sean desastrosos.

En las empresas privadas las últimas semanas están dedicadas a preparar unos cierres contables y financieros que satisfagan a accionistas y a la Dian.Todo lo que se pueda cargar al año que termina debe ser facturado y ojalá pagado. Hay que cobrar, liquidar vacaciones y elaborar informes de ejecución para cumplir con los requisitos de la auditoría, la revisoría fiscal y las demás obligaciones de carácter tributario. Todo ello en medio de los buñuelos y la natilla.

La falta de planeación es una de las características del subdesarrollo y explica, en buena medida, la pobre productividad. Las obras que no se terminan y en los problemas que no se resuelven. Es una debilidad cultural cuyo costo económico es monumental.

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Coletilla: incrementar el impuesto predial luego de haber aumentado el impuesto al patrimonio puede agravar el muy delicado del sector de la vivienda, generando una crisis de precios en un mercado deprimido.

MIGUEL GÓMEZ MARTÍNEZ
Decano de Economía Universidad del Rosario
migomahu@gmail.com

QOSHE - El año semestral - Miguel Gómez Martínez
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El año semestral

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15.11.2023

Todos los años es la misma historia. Concluido el período de vacaciones de mitad de año, los temas y proyectos inician un constante aumento en su dinámica de ejecución. Parece como si, luego de una primera mitad de año somnolienta, el país saliera de su letargo lleno de bríos y energía. El último trimestre es frenético y concluye con las novenas navideñas, tal vez la única tradición que los colombianos parecen respetar.

Esta descripción aplica a empresas grandes y pequeñas, públicas y privadas, nacionales y extranjeras sin distingo. Parece una ley de las organizaciones colombianas que se ajusta al principio general de dejar las cosas para última hora. En el fondo lo que refleja es la ausencia de........

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