Se habla muy poco, pero ningún sector de la sociedad enfrenta un mayor reto que el educativo. Varios son los factores que ejercen una fuerte presión sobre colegios y universidades.

El primero de ellos es la demografía. Colombia seguía la tendencia mundial de reducción del índice de fecundidad. Pero la pandemia aceleró el proceso de forma notable. Se estima que en 2023 hubo 510 mil nacimientos en el país, en el 2022 fueron 574 mil y en el 2021 unos 617 mil. El país ha perdido 107 nacimientos en dos años, lo que equivale a un derrumbe en la natalidad.

En la base, nuestra pirámide de edades se encoje más rápidamente de la previsto. Los colegios lo sufren desde hace varios años y las universidades cada vez lo perciben más. El segundo factor es la presión financiera asociada al costo de la calidad educativa. Mejorar la calidad, que tiene que ser una prioridad de todo el sistema educativo, requiere inversiones que son elevadas y que tienen que tener un carácter permanente. Dotarse de laboratorios, contar con profesores con doctorados, unidades de investigación, metodologías docentes innovadoras o instalaciones apropiadas, no es barato y se transforman en costos fijos más altos.

Otro elemento, el más importante, es la transformación de los jóvenes. Un reciente estudio con la participación de la Universidad del Rosario concluye que el 28,6 por ciento de los jóvenes entre 18 y 24 ni estudian ni trabajan. La explicación no puede reducirse al tema de insuficiencia de recursos.

Los adolescentes actuales ven su futuro con ojos muy distintos a las cohortes de hace apenas una década. Su perspectiva no es lineal como solía serlo. Descargados del modelo que llevaba a constituir una familia, pueden vivir en el hogar de sus padres muchos más años, lo que implica menores gastos y les otorga autonomía. Medellín vive hoy una invasión de “nómades digitales” extranjeros, que son el modelo internacional del nuevo joven.

En Colombia no estamos todavía en esa fase pues apenas tenemos un “rebusque digital”. Una parte significativa de la juventud actual valora más la competencia (saber hacer cosas) que el conocimiento. Una breve formación en un lenguaje de programación les permite trabajar, de forma virtual, desde la casa de sus padres, obtener algunos ingresos, vivir sin horarios y jefes, ahorrar para ensayar otra actividad que puede ser muy diferente a la actual. Atrás quedó la aspiración de hacer carrera, engrosar la hoja de vida y crear un patrimonio. Para muchos ese recorrido tradicional no forma parte de su plan de vida.

El fenómeno no es local sino global. Las Universidades enfrentan una encrucijada que las obliga a replantear su papel en la sociedad. Se avecinan cambios importantes e inevitables en el sector. Se requiere flexibilidad para adoptarse al nuevo entorno lo que el sistema actual no facilita.

MIGUEL GÓMEZ MARTÍNEZ
​Decano de Economía Universidad del Rosario.
migomahu@gmail.com

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El ‘rebusque’ digital

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13.03.2024

Se habla muy poco, pero ningún sector de la sociedad enfrenta un mayor reto que el educativo. Varios son los factores que ejercen una fuerte presión sobre colegios y universidades.

El primero de ellos es la demografía. Colombia seguía la tendencia mundial de reducción del índice de fecundidad. Pero la pandemia aceleró el proceso de forma notable. Se estima que en 2023 hubo 510 mil nacimientos en el país, en el 2022 fueron 574 mil y en el 2021 unos 617 mil. El país ha perdido 107 nacimientos en dos años, lo que equivale a un derrumbe en la natalidad.

En la base, nuestra pirámide de edades se encoje más rápidamente de la previsto. Los colegios lo sufren desde hace varios años y las universidades cada vez lo perciben........

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