“Gobernar es decidir” afirmaba Pierre Mendès-France un célebre primer ministro francés de la IV República. Sin duda el ejercicio del poder obliga a tomar todo el tiempo decisiones que son de diferente tipo, alcance e impacto.

El primer conjunto de decisiones que el Gobierno debe adoptar concierne al equipo que lo va a acompañar. Parte sustancial del éxito de cualquier administración consiste en escoger acertadamente a quienes van a asumir el liderazgo de las diferentes áreas.

Hay que designar técnicos donde los temas requieran conocimiento específico.

El caso de la exministra de Minas y Energía Irene Vélez es un buen ejemplo de un error de designación como lo es el del actual ministro de Defensa. En esos cargos es necesario saber de los temas para poder hacer una buena gestión. El conocimiento genera respeto y moviliza a los subordinados.

En otros cargos debe primar la faceta política. En un tema tan sensible como la reforma a la salud, el Gobierno ha seleccionado a personalidades conflictivas como la exministra Corcho o el actual ministro Jaramillo. Declaraciones tempestuosas como el cuestionamiento de las vacunas son un buen ejemplo de errores que podían haber sido evitados y cuyo costo político es inmenso.

Algo fundamental es reconocer la importancia de la tecnocracia. Administrar lo público requiere conocimiento específico y experiencia. Todo gobierno eficiente tiene a su disposición una tecnocracia, que es estable, y la encargada de asumir las innumerables funciones cotidianas del sector público.

En muchas entidades se han efectuado barridas burocráticas remplazando personal experimentado por cuotas políticas escogidas por su cercanía, pero no por su competencia.

La chambonada de los Juegos Panamericanos parecer ser un ejemplo de esta naturaleza. El caos de la Cancillería es el resultado de la falta de cancha en el manejo diplomático. Algo similar es lo acontecido con el doble pago de la nómina en el Ministerio de Hacienda.

El arte de gobernar es entonces el arte de escoger y de escoger bien. Se trata de cometer el menor número de errores, aceptando de antemano que se cometerán algunos, ojalá de menor impacto. Ejercer el poder desgasta y es inevitable. Para no aumentar la usura natural, un buen gobierno debe evitar todos los conflictos y polémicas innecesarias. Esa no parece ser la estrategia de este gobierno, donde los escándalos son diarios magnificados por el abuso de las redes sociales.

En su presidencia, Alfonso López Michelsen afirmó sin desparpajo: “hay que chambonear”. La frasecita le costó mucho prestigio. Aprender de los errores mientras se gobierna no es la mejor estrategia. En las democracias, los errores en el gobierno llevan a la alternancia y son muy costosos en términos de popularidad. Gobernar es mucho más difícil que hacer oposición. Requiere paciencia, prudencia e inteligencia. El poder es difícil de administrar y medir.

MIGUEL GÓMEZ MARTÍNEZ
​Decano de Economía Universidad del Rosario
migomahu@gmail.com

QOSHE - Errores y chambonadas - Miguel Gómez Martínez
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Errores y chambonadas

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10.01.2024

“Gobernar es decidir” afirmaba Pierre Mendès-France un célebre primer ministro francés de la IV República. Sin duda el ejercicio del poder obliga a tomar todo el tiempo decisiones que son de diferente tipo, alcance e impacto.

El primer conjunto de decisiones que el Gobierno debe adoptar concierne al equipo que lo va a acompañar. Parte sustancial del éxito de cualquier administración consiste en escoger acertadamente a quienes van a asumir el liderazgo de las diferentes áreas.

Hay que designar técnicos donde los temas requieran conocimiento específico.

El caso de la exministra de Minas y Energía Irene Vélez es un buen ejemplo de un error de designación como lo es el del actual ministro de Defensa. En esos cargos es necesario........

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