El fuego tiene un poder destructivo que es muy difícil de controlar. Una vez adquiere fuerza sus consecuencias pueden ser devastadoras. Lo estamos viviendo en varias regiones del país con el desolador costo ambiental.

Pero en política también hay varios incendios que están ardiendo. Al igual que sucede con los bosques, el escenario político puede tardar años antes de recomponerse de lo que está sucediendo.

Mientras nuestro presidente se explaya a nivel internacional sobre las consecuencias del calentamiento global, las conflagraciones han puesto en evidencia la incapacidad del Estado en todos los frentes. La Unidad Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres (UNGRD) tiene un director incompetente que además está suspendido por la Contraloría General.

La Fuerza Aérea, pomposamente denominada ‘aeroespacial’, no tiene suficientes equipos por deficiencias de mantenimiento (el 41% de la flota está fuera de servicio). ¡Según el presidente, el mantenimiento de los helicópteros rusos no se ha realizado para no tomar partido en la guerra entre Ucrania y Rusia! Se cambia al jefe nacional de bomberos por haber señalado que su presupuesto ha sido recortado significativamente.

El país que arde está entonces en manos de unos pocos pilotos, bomberos voluntarios, defensa civil, policías y soldados llamados a efectuar una labor heroica para la cual no tienen siempre la capacitación ni los recursos adecuados. Otra vez el Estado confirma que no es la solución sino el problema.

Como un pirómano, en medio de un nuevo pico de covid, el ministro de Salud -que no cree en las vacunas inventadas por Pasteur- deja vencer, por incompetencia, un millón de dosis de vacunas cuyo costo es de 70.000 millones de pesos.

Como un energúmeno, propone hacer una nueva reforma tributaria que grave a las empresas para enfrentar la crisis presupuestal de las EPS que su despacho ha demandado ante la justicia. Presidente y ministro de Hacienda desvirtuaron la propuesta del ministro de Salud que no renuncia.

Ante la cadena de irregularidades que se presentaron en la licitación de los pasaportes, la Procuraduría toma la lógica decisión de suspender al Canciller. El Gobierno responde que, en medio de los incendios, las gestiones internacionales para obtener ayuda internacional no se pueden realizar porque el jefe de esa cartera ha sido suspendido. ¿La Cancillería es un solo hombre? ¿No hay viceministros ni embajadores?

La justicia y los organismos de control son denunciados por sus actuaciones.

Se consolida la tesis de que las personas de izquierda no están obligadas al cumplimiento de la Constitución y las leyes. Las normas son sólo simbólicas si no coinciden con la interpretación ideológica del gobierno.

El Gobierno clama que, en medio de los incendios que ellos mismos han fomentado, existe un complot y que no lo quieren dejar gobernar. El problema del país es que hay pocos bomberos y demasiados pirómanos.

MIGUEL GÓMEZ MARTÍNEZ
​Decano de Economía
migomahu@gmail.com

QOSHE - Incendios y pirómanos - Miguel Gómez Martínez
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Incendios y pirómanos

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31.01.2024

El fuego tiene un poder destructivo que es muy difícil de controlar. Una vez adquiere fuerza sus consecuencias pueden ser devastadoras. Lo estamos viviendo en varias regiones del país con el desolador costo ambiental.

Pero en política también hay varios incendios que están ardiendo. Al igual que sucede con los bosques, el escenario político puede tardar años antes de recomponerse de lo que está sucediendo.

Mientras nuestro presidente se explaya a nivel internacional sobre las consecuencias del calentamiento global, las conflagraciones han puesto en evidencia la incapacidad del Estado en todos los frentes. La Unidad Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres (UNGRD) tiene un director incompetente que además está suspendido por la........

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