En política, el que fija la agenda lleva la delantera. El Gobierno actual es maestro en plantear los temas de fondo en los que el país requiere reformas: pensiones, salud, régimen laboral, regionalización y paz, son sin duda asuntos de primerísima importancia para el futuro nacional. La agenda nacional gira alrededor de las propuestas que han sido presentadas al Legislativo. Hasta aquí podríamos pensar que somos una democracia seria y estructurada.

Los líderes de la oposición destinan todo su tiempo y energía a controvertir los temas que son lanzados por el jefe del Estado. Algunos de ellos duran unos días en el aíre y luego desaparecen. Otros, como el de la Constituyente, perduran semanas pues tienen más carne para roer. La intensidad con la que se discuten estos asuntos agota a la opinión pública y contribuye al clima de polarización que se agudiza.

El problema es que la fijación de la agenda temática, no encuentra capacidad de ejecución. En el manejo del congreso se han cometido errores infantiles que hoy hacen complejo que los proyectos de ley avancen. La oposición ha sido estigmatizada y maltratada hasta el punto de lograr una cohesión entre quienes tienen muy pocos puntos comunes.

Las carteras ministeriales son ejercidas por personas sin experiencia política ni conocimiento de los temas, lo que deriva en crisis que podrían haber sido evitadas. A ello se suma un abierto desconocimiento y respeto de las normas que obliga a estar corrigiendo errores, algunos de ellos mayúsculos, como los del presupuesto general.

Mientras tanto el Gobierno no existe, el país real enfrenta problemas muy serios de seguridad, control territorial por bandas organizadas, bajo crecimiento económico, caída de la inversión y corrupción rampante en varias entidades. Como somos una democracia sumergida por la política, nuestra prensa vive de la política, de sus chismes y escándalos.

Nos deleitamos con la carne y no hablamos del hueso. El hueso es gobernar, que es para lo cual elegimos un presidente. El gobierno es estudiar, planear, ejecutar y controlar. En ninguna de estas funciones ejecutivas, hay realizaciones significativas. Les encantan los debates, comisiones, grupos de trabajo y asambleas permanentes que deben ser plurales, representativas, populares, democráticas, multiétnicas y etcétera. Mientras se discuten y debaten todo tipo de asuntos, los problemas crecen y las soluciones no aparecen.

Controlar la agenda no es gobernar. Los buenos discursos no substituyen la acción. El tiempo pasa y la situación del país se deteriora. Un estudio del profesor Henry Amorocho de la Universidad del Rosario confirma que el rezago en la ejecución del rubro de inversión presupuestal estaría cercano al 20 por ciento en el primer trimestre, una señal muy preocupante.

Menos ideas grandilocuentes y más gobierno es lo que necesitamos.

***
Coletilla: Desmontar las vigencias futuras es ponerle una bomba a la infraestructura del país.

MIGUEL GÓMEZ MARTÍNEZ
​Decano de Economía Universidad del Rosario.
migomahu@gmail.com

QOSHE - La carne y el hueso - Miguel Gómez Martínez
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La carne y el hueso

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27.03.2024

En política, el que fija la agenda lleva la delantera. El Gobierno actual es maestro en plantear los temas de fondo en los que el país requiere reformas: pensiones, salud, régimen laboral, regionalización y paz, son sin duda asuntos de primerísima importancia para el futuro nacional. La agenda nacional gira alrededor de las propuestas que han sido presentadas al Legislativo. Hasta aquí podríamos pensar que somos una democracia seria y estructurada.

Los líderes de la oposición destinan todo su tiempo y energía a controvertir los temas que son lanzados por el jefe del Estado. Algunos de ellos duran unos días en el aíre y luego desaparecen. Otros, como el de la Constituyente, perduran semanas pues tienen más carne para roer. La intensidad con la que se........

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