Vivimos en un ambiente donde el discurso es más importante que la realidad. En los tiempos actuales las cifras han dejado de ser importantes. Si las cifras van en contra del discurso hay que ignorarlas.

La décima edición Índice de Competitividad Tributaria , publicado por Tax Foundation, sitúa a Colombia en el último lugar entre los 38 países analizados. En la parte alta de la tabla se encuentran Estonia, Letonia, Nueva Zelanda, Suiza y República Checa. Nos acompañan en la cola del listado Portugal, Chile, Francia e Italia. Las tres naciones latinas europeas, que tienen muy graves problemas fiscales, bajo crecimiento y elevado desempleo, sufren como nosotros de una estructura tributaria inadecuada.

Colombia ha logrado un sistema tributario que acumula todos los males posibles.
A pesar de los avances en los últimos años, la evasión es un problema que la Dian estimó, en 2022, en una cifra cercana a los $65 billones. Fedesarrollo la calcula en 5,4% del PIB, siendo la tributación a las empresas y el IVA aquellos donde se presentan las mayores pérdidas.

En una economía como la colombiana, con altos índices de informalidad y muy lucrativas actividades ilegales, desde siempre se ha considerado que enfrentar el narcotráfico, la minería ilegal o el contrabando resulta demasiado peligroso y complejo siendo las acciones tributarias contra esos flagelos simbólicas y esporádicas.

En cambio, se ha optado por concentrar el esfuerzo de recaudo en los sectores legales. Desde 1991, el país ha tenido 21 reformas tributarias -otro triste récord mundial- cuatro de ellas en el gobierno de Uribe, cuatro en el Santos y tres en el de Duque. La actual administración se estrenó con una flamante y poderosa reforma tributaria que aumentó el recaudo un 13%, muy por encima del famélico resultado en materia de crecimiento económico. Los ingresos tributarios son hoy cerca del 23% del PIB.

Hace apenas trece meses se sancionaba la ley 2277 de 2022 y el Gobierno ya anuncia que presentará un nuevo proyecto de reforma tributaria. Que el país tenga la peor estructura impositiva del mundo para las empresas requiere un cambio. Se aumentará la presión sobre las personas naturales. Lo fácil es exprimir "a los ricos" que además son un blanco mediático fácil. No se tocarán las deducciones y exenciones del IVA, ni las actividades agropecuarias, que prácticamente no tributan.

Tampoco se hará nada significativo en aumentar el número de contribuyentes de renta para mejorar la cultura tributaria. Será lo de siempre: exprimir a los que viven de sus ingresos declarados, que no tienen escapatoria y donde la evasión es la menor (0,7% del PIB).

Coletilla: ¿En lugar de aumentar los impuestos no es el momento de vender los $30 billones que tiene en activos la SAE?

(1)https://taxfoundation.org/wp-content/uploads/2023/10/TF-ITCI23-Book_16-10_FV.pdf

MIGUEL GÓMEZ MARTÍNEZ
​Decano de Economía Universidad del Rosario
migomahu@gmail.com

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17.01.2024

Vivimos en un ambiente donde el discurso es más importante que la realidad. En los tiempos actuales las cifras han dejado de ser importantes. Si las cifras van en contra del discurso hay que ignorarlas.

La décima edición Índice de Competitividad Tributaria , publicado por Tax Foundation, sitúa a Colombia en el último lugar entre los 38 países analizados. En la parte alta de la tabla se encuentran Estonia, Letonia, Nueva Zelanda, Suiza y República Checa. Nos acompañan en la cola del listado Portugal, Chile, Francia e Italia. Las tres naciones latinas europeas, que tienen muy graves problemas fiscales, bajo crecimiento y elevado desempleo, sufren como nosotros de una estructura tributaria inadecuada.

Colombia ha logrado un........

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