Hay que salir de Bogotá. Desde la capital uno siente que el país no avanza y, en ciertos temas, piensa que retrocede. Es necesario hacer el esfuerzo de superar la visión estadística del país. Porque las estadísticas no siempre logran captar la evolución social. Los ojos pueden ver cosas que el Dane no necesariamente registra.

Hay que salir de Bogotá para ver un país distinto, más optimista y dinámico. Están los casos muy mencionados de Barranquilla, una ciudad estancada durante décadas, donde es evidente el progreso. Por mi trabajo debo viajar a las regiones. En las últimas semanas he visitado Yopal y Valledupar. En ambos casos impresiona el entorno.

Aeropuertos funcionales, las calles limpias y sin huecos. En ambas ciudades se percibe el crecimiento de la clase media que se refleja en el comercio y en la modernidad creciente de sus sociedades. Hay más turismo, los hoteles mejoran en calidad y la disponibilidad de servicios públicos es mucho mayor. Las estadísticas del Dane no permiten siempre ver, en toda su dimensión, esta evolución positiva.

Saldrán los ‘pobresistas’, aquellos que viven de la exaltación de la pobreza, a afirmar que mi visión es puramente material y superficial. Tienen razón. Claro que falta mucho, pero no se puede desconocer el progreso. Yo no diría lo mismo de Bogotá, Medellín o de Cali, ciudades que retroceden en su calidad de vida. Tampoco lo diría de Santa Marta, Ibagué o Cartagena. En cambio, es evidente que Boyacá progresa como lo hicieron, ya hace años, Pereira y Armenia.

Lo anterior tiene que ver con el debate actual sobre el tránsito de una nación unitaria a uno de corte federal.

Es una discusión compleja que se origina, en muy buena medida, en los departamentos que han venido avanzando en materia de desarrollo y que consideran que están siendo penalizados, de forma excesiva, por el peso de aquellos que están rezagados. Antioquia, Atlántico, el eje cafetero, Santander o Cundinamarca avanzan y se percibe el progreso. Pero también están aquellos que persisten en el estancamiento.

Sucre, La Guajira, Cauca, Nariño, Norte de Santander, Tolima, Chocó parecen atorados en su incapacidad de superar la corrupción, la inseguridad y de proyectarse a partir de sus potencialidades.

Lo cierto es que la descentralización ha agravado dos fenómenos: corrupción y desigualdad.
Los grandes escándalos de la corrupción están en las regiones donde los círculos del poder político son mucho más cerrados y descarados. Pero también no podemos ignorar que la distancia entre las regiones que prosperan y las estancadas es cada día mayor.

El país avanza a dos velocidades y la brecha se acrecienta por la diferencia entre las clases dirigentes regionales, el espíritu emprendedor de sus gentes y la calidad de sus sistemas de educación.
***
Coletilla: El único consenso nacional es que la inseguridad aumenta en todas partes.


Miguel Gómez Martínez

Decano de Economía
Universidad del Rosario
migomahu@gmail.com

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Salir de Bogotá

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24.01.2024

Hay que salir de Bogotá. Desde la capital uno siente que el país no avanza y, en ciertos temas, piensa que retrocede. Es necesario hacer el esfuerzo de superar la visión estadística del país. Porque las estadísticas no siempre logran captar la evolución social. Los ojos pueden ver cosas que el Dane no necesariamente registra.

Hay que salir de Bogotá para ver un país distinto, más optimista y dinámico. Están los casos muy mencionados de Barranquilla, una ciudad estancada durante décadas, donde es evidente el progreso. Por mi trabajo debo viajar a las regiones. En las últimas semanas he visitado Yopal y Valledupar. En ambos casos impresiona el entorno.

Aeropuertos funcionales, las calles limpias y sin huecos. En ambas ciudades se percibe el........

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