En un mundo cada vez más consciente de los desafíos medioambientales y la necesidad de un consumo energético sostenible, el empoderamiento de los usuarios se convirtió en un factor clave para identificar los desafíos y oportunidades que afronta la industria energética.

Pues frente a factores externos, como la inflación, los fenómenos climáticos y los cambios políticos, los principales afectados por el incremento de precios son los consumidores.

Las tendencias globales hacia la transición energética y la promoción del ahorro responsable han sido los catalizadores del empoderamiento y concientización de los usuarios sobre la importancia de la energía, permitiéndoles exigir acciones para minimizar el impacto de los costos de este servicio en sus finanzas personales.

Por ejemplo, la implementación de medidores inteligentes y las aplicaciones de registro de consumo, permitió acelerar este proceso, pues, según un estudio de EY aplicado a más de 34.000 consumidores, el 77% de los encuestados monitorean de forma activa su consumo de energía.

Este mismo informe estima que 54% de los consumidores ha optado por realizar compras a través de las aplicaciones que proveen las empresas de energía, en búsqueda de una solución más sostenible para este recurso. Centrar nuestra atención sobre este debate nos permite identificar y evaluar los factores que son de interés para los usuarios. A efectos del caso colombiano, uno de los factores de preocupación clave recae en torno a la mala prestación de este servicio y los aumentos en los costos de las tarifas de energía.

Si bien Colombia se ha caracterizado por ser un país con un potencial enorme por su diversidad climática y por las inversiones que ha recibido en materia energética, los desafíos respecto a la expedición de licencias ambientales han creado un cuello de botella para la transición energética. Esto ha supuesto una afectación para las empresas, pues estaría peligrando la soberanía energética y las demoras se reflejarían en el costo de la energía.

Frente a este apartado, una de las soluciones menos disruptivas es aplicar un criterio de selección, para que empresas certificadas puedan sustituir procedimientos de licenciamiento y permitir el avance de otras obras retrasadas, entendiendo que la administración pública cuenta con una baja capacidad de acción. Ahora, debatir sobre estos problemas del sector nos remite hacia un posible reformismo del marco legal colombiano, pues varios desafíos nacen desde la misma norma. No obstante, es imposible que un cambio legislativo no genere incertidumbre en empresas y consumidores, ya sea por el alto grado de riesgo que supone y porque son una variable al momento de evaluar inversiones.

Así pues, estas evaluaciones y desafíos del sector, acompañados por empresas y consumidores, podrá crear un ecosistema de soluciones que contemple cambios estructurales, normativos y culturales, los cuales, del mismo modo en que soportaron el inicio de esta columna, son el pilar fundamental para observar las nuevas tendencias que direccionan al mundo.

DIOGO MAC CORD
Head of Infrastructure ad Regulated Markets for EY Latin America.