El legado de un servidor público (entendido como alguien con vocación de servicio, no la común acepción de ‘funcionario público’) queda marcado en la gente a la que se influenció, personas, que quizás alguna vez se pregunten: ¿qué haría el (o ella) en esta situación?

Este impacto no se debe a la longevidad de la persona. Habrá aquellos, que viven muchos años pero que al final de sus vidas no han logrado esa meta.

Por otro lado, hay individuos que, a pesar de partir de esta vida a una corta edad, han manejado tanto valores trascendentes como un comportamiento con sus semejantes de tal forma que dejan una impresión indeleble en ellos, un legado lleno de enseñanzas.

Me viene este pensamiento celebrando la vida de Andrés Felipe Villamizar Ortiz. Tuve el privilegio de su amistad hasta el prematuro partir de esta vida la semana pasada. Reconocí en él cualidades que lamentablemente son escasas hoy en la vida pública de Colombia. Su generosidad, demostrada dando lo mejor de si a sus compañeros de labores como en lo íntimo del seno familiar.

Su compromiso con un cambio para mejorar el bienestar colectivo, enfrentándose al status quo, era su pasión. Eligió la política como vocación, a pesar de tener un camino infinitamente menos retador siguiendo los pasos de su madre Fanny en la carrera de Derecho y en la administración de justicia o de su padre, Jesús Villamizar, en las finanzas, campos en los que ambos se destacaron.

Su capacidad de invitar al diálogo para la solución de conflictos lo convirtió en un ‘amigable componedor’ por excelencia. Así lo manifestaron en la misa en su memoria tanto el alcalde mayor, Luis Carlos Galán, como el presidente del Consejo de Bogotá, Jaime Baena.

‘Pipe’, era un ser carismático que siempre estuvo presto a hacerse a un lado y no exigir como fruto de su trabajo más recompensa que la de poder seguir influyendo en las decisiones de otros. En esa labor dispendiosa y terriblemente demandante que es la de hacer campañas políticas no lo cansaba, porque lo único que le interesaba era que esos objetivos en los que creía se cumplieran en el país.

Los recuerdos de ocasiones felices compartidas y de enseñanzas recibidas serán paliativos al dolor para una familia a quien colmo de amor: sus padres, Jesús y Fanny, y Octavio, su hijo, quien era motivo de especial cuidado para él. Sus hermanos mayores Sergio y Alejandro, que sintieron por él un cariño imperecedero y un enorme orgullo. Igual sus cuñadas Carolina y Kathy y sus sobrinos, quienes siempre extrañaran el calor humano que su carisma irradiaba.

Además de ellos, quienes, como yo, por sus valores y su afinidad, lo convertimos en ‘familia por escogencia’, nos deja un cumulo de recuerdos y unas enseñanzas indelebles.

SALOMÓN KASSIN
​Banquero de inversión.

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Legado

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18.04.2024

El legado de un servidor público (entendido como alguien con vocación de servicio, no la común acepción de ‘funcionario público’) queda marcado en la gente a la que se influenció, personas, que quizás alguna vez se pregunten: ¿qué haría el (o ella) en esta situación?

Este impacto no se debe a la longevidad de la persona. Habrá aquellos, que viven muchos años pero que al final de sus vidas no han logrado esa meta.

Por otro lado, hay individuos que, a pesar de partir de esta vida a una corta edad, han manejado tanto valores trascendentes como un comportamiento con sus semejantes de tal forma que dejan una impresión indeleble en ellos, un legado lleno de enseñanzas.

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