Hoy miro hacia atrás y se que el esfuerzo, la perseverancia y la constancia dieron frutos. El camino transitado no siempre fue de gozo, se vivió entre las duras y las maduras, como muchas veces les pasa a miles de jóvenes, que en el deporte quieren sobresalir y alcanzar metas.

Yo salí de Toledo, Norte de Santander, cuando tenía 10 años. Me dirigí a Cúcuta, para empezar este sueño llamado fútbol, para pasar de un hobby a mi proyecto de vida, llegué para integrar la Selección del Departamento.

El fútbol desde niño me apasionó. En Toledo, no había ninguna cancha digna para jugarlo y los balones no eran nuestros, generalmente eran de niños que tuvieran la posibilidad de tenerlo y nos invitaran a jugar. Lo hacíamos en una cancha irregular, tocaba un tiempo bajando la loma y el otro subiendo, pero disfrutábamos, éramos felices.

En el año 2000, con 15 años, firmé mi primer contrato y debuté con el Cúcuta Deportivo, el equipo de mi tierra, todo un orgullo para mi familia. Conté con suerte porque el reglamento exigía dos jugadores Sub 20 y un Sub 17 en campo.

Del Cúcuta llegué a Santa Fe, a un torneo llamado Talentos, vinimos varios jugadores Sub 20 y yo quedé seleccionado para ser parte de la reserva del equipo cardenal, estuve hasta la muerte del presidente Villegas. Con 17 años, voy a probar en Chicó, pero por problemas con los papeles no pude estar. Luego me fui al Deportes Tolima y por la estatura no pude jugar.

Alguien me dijo que estaban haciendo pruebas en un equipo de segunda división: Pumas de Casanare. Llegó el día de las brujitas, la gente salía disfrazada por todas partes y nunca se me va a olvidar, que me tocó sentarme en un andén, solo, recién llegado a una ciudad que no conocía, buscando todavía un sueño que en ese momento ya sentía que estaba lejano, que se me estaba escapando.

Con Pumas de Casanare jugué más de 80 partidos. Estuve en el 2003, salimos subcampeones, perdimos el ascenso contra Chicó, me quedé hasta el 2004. Luego, Juan Eugenio Jiménez, me llama al Deportivo Pereira y se dio un debut gris, me expulsaron y con justa causa no me volvieron a tener en cuenta, no sentía que estaba evolucionando y tomo la decisión de regresar a Pumas.

Cúcuta asciende y en enero de 2006 me llaman nuevamente. Ese año fuimos campeones, en el 2007 vivimos la Libertadores, recuerdo ese partido contra Boca Juniors, ahí estuve hasta el 2009.

En el 2010 paso al América, 2011 al Cali y en el 2012 llegó a un equipo al que le tengo cariño, Independiente Medellín. Estuve cerca de tres años y medio, logramos dos subtítulos, apartamos el fantasma del descenso de la mano del Bolillo Gómez.

En diciembre de 2014 empieza el rumor de la salida de Camilo Vargas y el 9 enero de 2015 llegó a Santa Fe. Disputé 275 partidos, 24.373 minutos, logré seis títulos entre los que sobresalen Suruga Bank y Sudamericana, cuatro Ligas, tres Superligas. Además, el récord tres veces de la valla invicta con 922 minutos, 777 y 723, antes lo tenía uno de mis amigos, Agustín Julio, con 637 minutos.

Me hubiese gustado jugar en el extranjero, tuve posibilidades, pero tomé la mejor decisión en su momento, venir a Santa Fe. Porte la banda de muchos clubes, pero la cardenal, pesa mucho, tenía antecesores muy importantes, hoy ídolos máximos de la institución. Un reto muy bonito, con implicaciones dentro y fuera de la cancha, se mide la ética, la capacidad de cohesionar el equipo buscando objetivos, los lazos entre el grupo, el técnico, los directivos y la hinchada.

Llegamos a la Selección Colombia, el sueño de todos los niños. Me hubiese gustado tener más posibilidades. Me tocó la época de David Ospina, un crack, y cuando inicié estaban Oscar, Miguel y Farid. Fuimos segundos en el ranking mundial, esa fue la Selección de Falcao, James, Guarín, la de jugadores representativos que para mí son la mejor generación de fútbol que ha existido en el país.

Cuando uno sale de la región, no hay otra opción para ir en busca de los sueños. Eres capaz de ir y transformar la vida de toda tu familia o te toca regresar al mismo circulo, por eso nos aferramos al sueño y lo luchamos hasta la última gota.

El camino en el fútbol y en el deporte debería ser diferente. Hoy trabajamos para que no sea un privilegio, se permita soñar, no sea tortuosa la búsqueda del éxito. Se debe tener garantías, apoyo. Todo lo que se crea alrededor del deporte termina siendo positivo para la sociedad, si a un adolescente lo ponemos en el deporte, difícilmente va a tomar otro camino, el de delinquir, consumir drogas o alcohol.

QOSHE - Un camino en el deporte que no debería ser difícil de recorrer - Leandro Castellanos
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Un camino en el deporte que no debería ser difícil de recorrer

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07.03.2024

Hoy miro hacia atrás y se que el esfuerzo, la perseverancia y la constancia dieron frutos. El camino transitado no siempre fue de gozo, se vivió entre las duras y las maduras, como muchas veces les pasa a miles de jóvenes, que en el deporte quieren sobresalir y alcanzar metas.

Yo salí de Toledo, Norte de Santander, cuando tenía 10 años. Me dirigí a Cúcuta, para empezar este sueño llamado fútbol, para pasar de un hobby a mi proyecto de vida, llegué para integrar la Selección del Departamento.

El fútbol desde niño me apasionó. En Toledo, no había ninguna cancha digna para jugarlo y los balones no eran nuestros, generalmente eran de niños que tuvieran la posibilidad de tenerlo y nos invitaran a jugar. Lo hacíamos en una cancha irregular, tocaba un tiempo bajando la loma y el otro subiendo, pero disfrutábamos, éramos felices.

En el año 2000, con 15 años, firmé mi primer contrato y debuté con el Cúcuta Deportivo, el equipo de mi tierra, todo un orgullo para mi familia. Conté con suerte porque el reglamento exigía dos jugadores Sub 20 y un Sub 17 en campo.

Del Cúcuta llegué a Santa Fe, a un torneo llamado........

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