Últimamente, he podido observar cómo en el país se impone una naciente moda. El gritar “Fuera Petro”. Este nuevo clamor nacional, que empezó a manifestarse en unos cuantos videos de TikTok e Instagram que convocaba a las primeras marchas, está haciendo carrera y de manera maratónica se ha posicionado como el cántico predilecto en estadios de todo el país, reuniones sociales y hasta chiquitecas, por lo que he visto en redes sociales.

Definitivamente, creo que este nuevo coro que ya se tomó el Campín en Bogotá, el Atanasio Girardot en Medellín, el Metropolitano en Barranquilla, el General Santander en Cúcuta y el Manuel Murillo Toro en Ibagué, continuará con su apoteósica gira nacional hasta que efectivamente salga Petro.

Y fue precisamente este sentir popular el que se tradujo en el triunfo de la oposición en las elecciones del pasado 29 de octubre. Por esa misma razón, creería la semana pasada, vimos a un Petro mucho más beligerante, que hablaba de un acuerdo nacional. Y es que el problema de gobernabilidad de Petro va más allá de los estadios.

El mismo presidente, que pocos días atrás se reunía solamente con los gobernadores “amigos”, ahora se estaba reuniendo con el empresariado, al que abiertamente le ha declarado desde hace meses la guerra. Despotricando de los empresarios, ganó adeptos, generó odio y polarización, una de las principales amenazas de las democracias modernas. Ahora, que se ve en aprietos, les sonríe y los invita a la Casa de Huéspedes.

En el café que se tomó con Uribe, vimos a un Petro sonriente y afable. Incluso, creería, les ofreció a los asistentes galletas navideñas. Las palabras diálogo y acuerdo nacional estuvieron presentes en las cuentas de X (antes Twitter) de Iván Cepeda, María José Pizarro, Laura Sarabia, la primera dama y hasta del mismo Petro, quien lució sonriente en su encuentro con Uribe y varios miembros de la bancada del Centro Democrático. Mister Congeniality, podría titularse la obra.

Fue tan solo despertarnos ayer, para ver cómo el acuerdo nacional que empezaba a gestarse, amanecía hecho trizas. El expresidente César Gaviria, manifestó en una contundente carta que no tenía mayor sentido que el Partido Liberal, siguiera siendo partido de gobierno. En las toldas verdes, el sentimiento fue similar y tuvieron ayer su primera reunión para decidir si continúan apoyando al gobierno como colectividad.

Podría decirse que la coalición de gobierno está completamente rota. Muy seguramente, el gobierno pretenda restaurarla con mermelada. Espero que los congresistas tengan claro que respaldar públicamente a un gobierno impopular como este les restará credibilidad ante la opinión y muy especialmente ante sus votantes. Lo más grave es que estarán apoyando un programa de gobierno perverso que está diseñado para la destrucción y no para la construcción de la patria.

Yidis Medina, congresista que confesó haber recibido sobornos y que estuviera varios años en prisión por ello, se mostró sorprendida por la confesión del actual ministro de salud, en la que este reconoció haber repartido mermelada en las huestes verdes. Nos recordó Medina, que este caso era igual al que por ella fue sancionada. La Fiscalía deberá iniciar un proceso penal por estas declaraciones.

Este gobierno prometió a sus electores un cambio, entre esos el no dar mermelada. Hoy la da “al por mayor”. Una coalición pegada con mermelada es igual a una pegada con babas. Por ende, de consolidarse, será frágil, y terminará de nuevo por resquebrajarse. En cambio, una oposición sólida, fortalece nuestra democracia y le hace un favor al gobierno, al recordarle que buena parte de sus planteamientos son erráticos e inapropiados para el país.

Invito a los miembros de los partidos liberal y verde a pensar ¿de qué lado de la historia quieren estar?, ¿quieren ser recordados como aquellos que destruyeron buena parte de lo que funcionara bien, como nuestro sistema de salud, para que funcione mal? ¿Quieren dejar sin pensiones a sus hijos? ¿Quieren acabar con el aparato productivo gracias a reformas como la laboral?

Mientras tanto, seguirá creciendo inatajable, como una bola de nieve, el sentimiento nacional que reclamará cada día más “FUERA PETRO”. Fuera Petro por mediocre, fuera Petro por sus mentiras, fuera Petro por incumplir sus promesas, Fuera Petro por gobernar desde el odio y el resentimiento, Fuera Petro por irresponsable. Fuera Petro por su ya muy extensa y repetitiva “agenda privada”. Fuera Petro por aumentar la polarización y debilitar nuestra institucionalidad. Fuera Petro por querer acabar con algo tan elemental como la división de poderes.

Por todas las anteriores razones “FUERA PETRO”. Muchas personas hablan de un juicio político al Presidente. Colombia es una república democrática, que respeta el voto popular. Solo si hay un juicio político por delitos de carácter penal al presidente este podrá ser destituido de su cargo. Dudo que eso suceda. Solo espero que luego del 7 de agosto de 2026 la agenda petrista en Colombia sea algo del ayer.

QOSHE - Fuera Petro, no merece estar en la Presidencia - Alejandra Carvajal
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Fuera Petro, no merece estar en la Presidencia

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28.11.2023

Últimamente, he podido observar cómo en el país se impone una naciente moda. El gritar “Fuera Petro”. Este nuevo clamor nacional, que empezó a manifestarse en unos cuantos videos de TikTok e Instagram que convocaba a las primeras marchas, está haciendo carrera y de manera maratónica se ha posicionado como el cántico predilecto en estadios de todo el país, reuniones sociales y hasta chiquitecas, por lo que he visto en redes sociales.

Definitivamente, creo que este nuevo coro que ya se tomó el Campín en Bogotá, el Atanasio Girardot en Medellín, el Metropolitano en Barranquilla, el General Santander en Cúcuta y el Manuel Murillo Toro en Ibagué, continuará con su apoteósica gira nacional hasta que efectivamente salga Petro.

Y fue precisamente este sentir popular el que se tradujo en el triunfo de la oposición en las elecciones del pasado 29 de octubre. Por esa misma razón, creería la semana pasada, vimos a un Petro mucho más beligerante, que hablaba de un acuerdo nacional. Y es que el problema de gobernabilidad de Petro va más allá de los estadios.

El mismo presidente, que pocos días atrás se reunía solamente con los gobernadores “amigos”, ahora se estaba reuniendo con el empresariado, al que abiertamente le ha declarado desde hace........

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