Este título seguramente suscitará preguntas entre los lectores esta semana, y es una reflexión impactante para los colombianos tener que formular esta interrogante. ¿Es nuestro presidente, Gustavo Francisco Petro, un pirómano o un bombero?

Antes de profundizar en esta cuestión, es importante definir brevemente ambos conceptos desde la perspectiva figurativa de un líder político. La noción de “pirómano” se emplea para describir a alguien que tiende a provocar o agravar problemas en lugar de resolverlos. Esta etiqueta se ajusta a la idea de una persona que incita o empeora situaciones conflictivas en vez de procurar calmarlas.

En contraste, la expresión “bombero para apagar problemas” se refiere a un individuo o líder político que tiene la costumbre de resolver situaciones complicadas o conflictivas en diversas circunstancias. Es alguien que, en lugar de contribuir al caos, se destaca por su habilidad para enfrentar y superar desafíos, actuando como un apagafuegos eficiente.

En última instancia, la pregunta sobre si Petro es un pirómano o un bombero plantea un desafío significativo para los ciudadanos colombianos, quienes deben reflexionar sobre la manera en que su presidente aborda los problemas y las crisis que enfrenta el país.

Durante su alocución en el Congreso, el presidente Petro advirtió sobre la inminencia de un fenómeno del Niño combinado con las temperaturas más altas de la Tierra en años. La expectativa era que su gobierno estuviera preparado para gestionar esta situación, minimizando sus consecuencias a través de una planificación adecuada. No obstante, la realidad actual refleja una improvisación total, generando la percepción de que actúan como piromaníacos.

Esta sensación se intensifica al observar las recientes acciones del gobierno, que parecen buscar confrontaciones entre el ámbito nacional y los territorios, especialmente con los nuevos gobernadores y alcaldes. Incluso, el presidente, en una declaración en su cuenta X, mencionó haber advertido a los líderes salientes y entrantes sobre la gravedad del fenómeno del Niño, culpando a la incapacidad de los municipios para elaborar planes y proyectos.

Es evidente que, a pesar de conocer la intensidad del fenómeno, según las predicciones del IDEAM, desde noviembre de 2023, el gobierno no brindó el apoyo necesario ni implementó planes específicos de respuesta. Aunque se presenta como defensor del medio ambiente, no se han tomado medidas correctivas para reducir el riesgo de incendios ni estrategias para mitigar el impacto del fenómeno climático El Niño en los ecosistemas y la calidad del aire en las ciudades.

El presidente y su gobierno, lejos de cumplir con sus obligaciones ante la catástrofe inminente, actuaron más como avivadores de la crisis que como líderes responsables. La solicitud de declarar la situación como desastre y calamidad, en virtud de la Ley 1523 del 2012, parece una medida tardía y refleja la falta de previsión y acción adecuada ante una amenaza conocida.

“¿Qué efectos tiene esa declaratoria?, se preguntó el presidente. Explicó que básicamente permitiría la reasignación de partidas presupuestales aprobadas para otros fines hacia la mitigación del problema, incluyendo el suministro de agua potable y la operación aérea para combatir incendios terrestres. El presidente señaló que anticipan un aumento en los eventos de crisis en los próximos días y semanas, y quieren asegurarse de tener la capacidad física para abordarlos y mitigarlos. Cabe destacar que el presidente ya tenía conocimiento de esta situación desde antes del 20 de julio, cuando lo mencionó en su discurso ante el Congreso de la República.

Este escenario plantea dudas sobre las verdaderas intenciones del gobierno, y como solían decir los abuelos, “piensa mal y acertarás”. Se hace referencia a una situación similar que ocurrió en La Guajira, donde el gobierno declaró la emergencia económica y social, pero la Corte Constitucional la declaró inexequible al considerar que los hechos no eran “sobrevinientes” y podían abordarse mediante una buena gestión administrativa. El gobierno, aprendiendo de esa experiencia, evitó repetir el mismo error al enfrentar las consecuencias del fenómeno del Niño, ya previsto desde el discurso presidencial del 20 de julio anterior.

En lugar de declarar nuevamente la emergencia económica, el gobierno optó por la declaración de desastre natural con el régimen especial del artículo 66 de la Ley 1523/2012. Esta estrategia pone a gobernadores y alcaldes en una situación difícil, ya que necesitan fondos para abordar las consecuencias en sus territorios, pero solo podrían obtenerlos mediante la ayuda económica del gobierno nacional.

Esto podría resultar en una nueva forma de recentralización, especialmente en aspectos como seguridad y política catastral, sometiendo a los líderes locales al poder del gobierno nacional. Además, con estas circunstancias, el gobierno nacional tiene libertad y escaso control para actuar sin depender del Congreso ni de los órganos de control, ya que la ley permite medidas especiales de contratación, excepto para contratos de empréstito interno y externo.

Gustavo Francisco Petro, el presidente actual, muestra rasgos de piromanía política al ser un líder cuyas acciones parecen avivar la crisis en lugar de apaciguarla. En lugar de adoptar políticas que busquen la resolución tranquila de problemas, sus declaraciones incendiarias y políticas divisorias contribuyen a empeorar la situación. Esto se evidencia claramente en sus intervenciones recientes en los municipios del Pacífico colombiano, donde ha dirigido declaraciones incendiarias hacia empresarios y opositores políticos, generando más conflictos en lugar de promover soluciones pacíficas.

QOSHE - ¿Pirómano o bombero? - Jorge Enrique Vélez
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

¿Pirómano o bombero?

11 8
31.01.2024

Este título seguramente suscitará preguntas entre los lectores esta semana, y es una reflexión impactante para los colombianos tener que formular esta interrogante. ¿Es nuestro presidente, Gustavo Francisco Petro, un pirómano o un bombero?

Antes de profundizar en esta cuestión, es importante definir brevemente ambos conceptos desde la perspectiva figurativa de un líder político. La noción de “pirómano” se emplea para describir a alguien que tiende a provocar o agravar problemas en lugar de resolverlos. Esta etiqueta se ajusta a la idea de una persona que incita o empeora situaciones conflictivas en vez de procurar calmarlas.

En contraste, la expresión “bombero para apagar problemas” se refiere a un individuo o líder político que tiene la costumbre de resolver situaciones complicadas o conflictivas en diversas circunstancias. Es alguien que, en lugar de contribuir al caos, se destaca por su habilidad para enfrentar y superar desafíos, actuando como un apagafuegos eficiente.

En última instancia, la pregunta sobre si Petro es un pirómano o un bombero plantea un desafío significativo para los ciudadanos colombianos, quienes deben reflexionar sobre la manera en que su presidente aborda los problemas y las crisis que enfrenta el país.

Durante su alocución en el Congreso, el presidente Petro advirtió sobre la inminencia de un fenómeno del Niño combinado con las temperaturas más altas de la Tierra en años. La........

© Revista Semana


Get it on Google Play