12 Dic, 2023 | Las navidades son temporadas que son vividas por muchas personas con sentimientos encontrados, transitando las fiestas entre la alegría y la tristeza. Esta contradicción no es algo nuevo y podemos verla ejemplificada en el cuento escrito por Theodor Seuss en 1957: “Cómo el Grinch robó la Navidad”, personaje que se popularizó aún más luego de ser llevado a la gran pantalla por Jim Carrey, por lo que en algunas oportunidades, en forma de ¿broma? decimos: “Yo soy un Grinch” para hacer referencia a que no nos gusta celebrar la navidad.
En la película encontramos a una criatura que odia la navidad por lo que asume la misión de sabotear estas fiestas y para lograrlo baja al pueblo a robarse los regalos y adornos, pero para su sorpresa, las navidades no dejan de llegar y celebrarse por parte de los habitantes. Entonces el Grinch se da cuenta de lo que realmente representaban las Navidad para la gente y que en realidad no la odiaba por sí misma sino a lo que esta representaba para él, que en su caso era “LA SOLEDAD”.
El mensaje es que en realidad lo que puede molestarnos o generarnos tristeza al festejar esta época tiene que ver es con nuestras historias y vivencias.
Biodescodificando el tema, en las navidades es común que celebremos y estemos felices, pero si en caso contrario nos sentimos tristes o “apagados” entonces podemos decir que existe un programa activo en nosotros y a partir de este punto buscar información que nos lleve a comprender que es lo que está detrás de este exceso. Debemos mirar si a lo largo de nuestra vida ha sucedido algo “malo” durante esta época, tal como fallecimientos, separaciones o discusiones, que incluso creías haber olvidado, mas no así para nuestro inconsciente.
También podemos revisar si antes de que nacieras ocurrió la pérdida de un bebé en época decembrina o incluso que estando tu madre embarazada de ti haya pasado una situación mala, triste o desagradable.
Finalmente cabe mirar también en nuestro árbol transgeneracional, si algún ancestro vivió una situación muy triste o falleció durante las navidades, y que quizás no se han realizado los duelos y cierres correspondientes con esas situaciones o vivencias del clan familiar.
Si esto resuena en ti y logras ubicar el evento relacionado con ese programa que se activa en navidades, puedes comenzar a reconocer que el mismo realmente no te corresponde. Que esa circunstancia, que no recordabas o desconocías, no tiene por qué marcar tu presente. Entender que ese sentimiento de depresión o tristeza, incluso puede ser un mecanismo de protección que activa tu cerebro para protegerte o resguardarte en casa (la cueva) para no sufrir o no vivir una experiencia o tragedia como fue esa que habías “olvidado”, la vivida por tu madre embarazada o por tu ancestro, lo que finalmente hará que ese programa vaya desactivándose al comprender tu cerebro que esa “solución” no es necesaria o viable, que no hay necesidad de estar triste y que lo pasado del pasado es.

Este artículo tiene fines informativos. No debe ser considerado como forma de diagnóstico, prescripción o tratamiento médico. Si es de su interés el tema aquí tratado debe antes consultar con el personal calificado.