Estamos convencidos que como presidente actuará sin retaliaciones. Con la serenidad, cautela y destreza debida para gobernar al frente de un ejecutivo nacional, con todos los demás poderes en manos de factores políticos ligados íntimamente al chavismo

En nuestro artículo anterior titulado «Dios te salve María… pero, Llamemos a Moisés» publicado recientemente, sugerimos al Dr. Moisés Naím para que fuera el candidato presidencial unitario de todas las fuerzas opositoras al gobierno. Puntualizamos en ese artículo que este eminente venezolano se destaca como el más indicado para tomar la bandera opositora unitaria en los comicios del 28 de julio de este año. Llegamos a esa conclusión al comprobar que el Dr. Naím cumple cabalmente con todas las características y condiciones que se le exigen a un abanderado opositor para ser presidente de la República en la coyuntura económica, social y política que vive del país.

Lamentablemente ese planteamiento no tuvo eco en los sectores políticos opositores. Los acontecimientos de los últimos días revelan que los dos grandes grupos opositores a los que nos referimos en ese artículo, integrados por la «Plataforma Unitaria» liderada por María Corina Machado, por una parte, y los «Opositores Alternativos» que incluyen a varios partidos que se deslindaron del grupo anterior, por la otra, prefieren un candidato con mayor trayectoria política y presencia en Venezuela.

Por otra parte, muchos lectores de nuestro artículo nos manifestaron, ante las apremiantes circunstancias, analizar una alternativa que se acerque al perfil del Dr. Naím que cumpla con las exigencias mínimas planteadas, sea aceptable por los dos grupos opositores y reduzca las posibilidades de que el gobierno lo inhabilite.

Los planteamientos anteriores nos llevaron a ser más realistas y buscar una alternativa que esté en capacidad de conciliar a los dos grupos opositores y, al mismo tiempo, encaje con las recomendaciones de nuestros lectores.

Seguimos convencidos, como lo escribimos la vez pasada, que sería una insensatez desaprovechar la oportunidad que nos brindan estas elecciones presidenciales. Ningún grupo opositor debe eludir el reto impuesto por el gobierno de adelantar la consulta, reducir dramáticamente el plazo para la inscripción y sustitución de candidatos y asignar un lapso muy corto para la inscripción de nuevos votantes. A pesar de todos estos obstáculos, la oposición no tiene chance de mejorar este escenario hostil. El tiempo apremia y quedan escasos días para actuar. Está obligada a seleccionar un candidato unitario capaz de representar a toda la oposición.

También manifestamos en ese artículo que lo más grave que puede pasar es que la propia oposición continúe promoviendo la abstención. Si cae de nuevo en esa trampa, el chavismo volverá a ganar. Pero, sobre todo, sería funesto que, por falta de acuerdos, los grupos opositores no sean capaces de seleccionar un candidato de consenso, capaz de presentarse y conquistar la victoria.

Es difícil encontrar un sustituto con las fortalezas y virtudes de Naím, tanto en lo político, económico y respecto a las relaciones globales en distintos ámbitos. No obstante , ante la premura y la obligación que tienen los grupos opositores de no fallarle en esta oportunidad al país, les toca ponerse de acuerdo y seleccionar aquel venezolano que cumpla con los requisitos mínimos de ser un consumado demócrata dispuesto a atacar y vencer todos los males que nos aquejan. De tal rectitud moral e independencia política que no dé cabida a privilegiar un grupo partidista en detrimento de los otros. Un líder que concilie con el chavismo en el proceso hacia una transición pacífica que promueva la convivencia, en la cual todos nos reconozcamos.

Después de un análisis exhaustivo de los políticos venezolanos que cumplen con estos requisitos consideramos dos opciones válidas: Manuel Rosales y el Dr. Eduardo Fernández. Llegamos a la conclusión de que este último es el más indicado para ser el candidato unitario. Su declarada independencia política es su principal virtud y lo hace diferente frente a de aquellos que lideran grandes partidos con muchos militantes.

Le permite estar en capacidad de aminorar las reservas y la desconfianza que se tienen los diferentes grupos de oposición. Ninguno de ellos desea que el candidato, al convertirse en presidente, privilegie a determinados partidos y líderes en detrimento de los otros.

El Dr. Fernández está en mejor capacidad de actuar con equilibrio y equidad. Su vasta experiencia política (recordemos que fue candidato presidencial, parlamentario, secretario general de un partido histórico, defensor contumaz de la democracia y un incuestionable cristiano respetuoso de Dios) es un gran aval. Estamos convencidos que como presidente actuará sin retaliaciones. Con la serenidad, cautela y destreza debida para gobernar al frente de un ejecutivo nacional, con todos los demás poderes en manos de factores políticos ligados íntimamente al chavismo. Al menos, hasta que se celebren las próximas elecciones en el 2025, donde seguramente el país recobrará el equilibrio político tan necesario para vivir en una auténtica democracia.

*Lea también: ¿La hora de la verdad?, por Griselda Reyes

Alrededor de la figura de Fernández, como candidato opositor mayoritario, pueden concitarse las mayores voluntades que garanticen la derrota de un gobierno que ha perdido el favor popular, certeza que refrendan la mayoría de los sondeos de opinión serios del país. Hace poco dijo que «estamos obligados a ganar las elecciones haya o no condiciones» argumento revelador que lo hace, si no la mejor, una de las mejores opciones que tiene la oposición en estas horas de incertidumbre.

En resumen, y usando un refrán popular frente a los arrestos del chavismo respecto a las elecciones, con Eduardo Fernández como candidato de la oposición la conseja de que: Tigre No Come Tigre… «no funcionará para el gobierno. Con Fernández como abanderado presidencial sí se podrá «matar al tigre rojo, porque él, no le tiene miedo al cuero»

Pedro Prado es periodista

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¡Un Tigre en los rosales de un nuevo país!, por Pedro Prado

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23.03.2024

Estamos convencidos que como presidente actuará sin retaliaciones. Con la serenidad, cautela y destreza debida para gobernar al frente de un ejecutivo nacional, con todos los demás poderes en manos de factores políticos ligados íntimamente al chavismo

En nuestro artículo anterior titulado «Dios te salve María… pero, Llamemos a Moisés» publicado recientemente, sugerimos al Dr. Moisés Naím para que fuera el candidato presidencial unitario de todas las fuerzas opositoras al gobierno. Puntualizamos en ese artículo que este eminente venezolano se destaca como el más indicado para tomar la bandera opositora unitaria en los comicios del 28 de julio de este año. Llegamos a esa conclusión al comprobar que el Dr. Naím cumple cabalmente con todas las características y condiciones que se le exigen a un abanderado opositor para ser presidente de la República en la coyuntura económica, social y política que vive del país.

Lamentablemente ese planteamiento no tuvo eco en los sectores políticos opositores. Los acontecimientos de los últimos días revelan que los dos grandes grupos opositores a los que nos referimos en ese artículo, integrados por la «Plataforma Unitaria» liderada por María Corina Machado, por una parte, y los «Opositores Alternativos» que incluyen a varios partidos que se deslindaron del grupo anterior, por la otra, prefieren un candidato con mayor trayectoria política y presencia en Venezuela.

Por otra parte, muchos lectores de nuestro artículo nos manifestaron, ante las apremiantes circunstancias, analizar una........

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