Todo aconteció muy rápido y triste. Nunca pensé que él fuese capaz de quitarme la vida. Desconcertada mire a mis manos invadidas por un oleaje sangriento, miré a mi cuerpo ya mutilado por el metal y de pronto alcancé a penetrar sus ojos completamente hinchados de una extraña ira roja, precedida por aquella expresión animal que muchas ocasiones temí y de la que fui advertida que no era arquetipo de amor; sino la resonancia explicita de un egoísmo posesorio alimentado durante años de convivencia.

Recuerdo que solo alcancé a balbucearle: ¿Por qué? Mis últimas fuerzas de esa noche las empleé para arrastrarme y tratar de proteger a mis hijos, sus hijos, nuestros…; pero no logré llegar a ellos, mi cuerpo ya estaba lívido y mi alma se apagó mientras sentía el sutil viaje hacia esa pequeña cosa llamada eternidad. Mis pequeños, ajenos al suceso, aún dormían, sus padres ya no estarían nunca más, él había huido y bueno, yo, ya conocen mi final.

Sea como se afirma o se interprete en la literatura especializada que estudia el tema: el feminicidio o femicidio “la muerte de una mujer por el solo hecho de serlo” -ejecutada por su pareja o ex compañero sentimental- configura, en ese acto, la fase consumativa del ciclo que caracteriza la violencia de género; como también es cierto que constituye una expresión masculina de alevosa y repulsiva debilidad pues el autor del crimen es incapaz de aceptar la libertad de tomar decisiones individuales de la fémina y elige ultimarla aprovechando su condición biológica, en muchos casos, además de su fragilidad y sensibilidad.

¿Desde el punto de vista criminológico se puede extinguir este fenómeno victimizante? La respuesta es No. La naturaleza humana nunca será perfecta ni extinguirá tales impulsos atávicos y egoístas, inherentes a su esencia animal ¿Se puede evitar? Si, poblacionalmente sí, siempre y cuando se aúnen y funcionen (interdisciplinariamente) con eficacia demostrada, todos los mecanismos personales, familiares, comunitarios, civiles, publicitarios, culturales, jurídicos e institucionales que giran en torno a la profilaxis y represión de la violencia de género.

Sobre este asunto nos volveremos a encontrar en este espacio de opinión.

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Feminicidio: Ni con el pétalo de una rosa (I)

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26.04.2024

Todo aconteció muy rápido y triste. Nunca pensé que él fuese capaz de quitarme la vida. Desconcertada mire a mis manos invadidas por un oleaje sangriento, miré a mi cuerpo ya mutilado por el metal y de pronto alcancé a penetrar sus ojos completamente hinchados de una extraña ira roja, precedida por aquella expresión animal que muchas ocasiones temí y de la que fui advertida que no era arquetipo de amor; sino la resonancia explicita de un egoísmo posesorio alimentado durante años de convivencia.

Recuerdo que solo alcancé a balbucearle: ¿Por qué? Mis últimas........

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