Cada mañana se produce el encuentro. Una de las mascotas de un taller de mecánica, Galletica, saluda a uno de sus amigos: un niño que detiene su paso y le prodiga caricias. Minutos después, llegan las jimaguas, de camino a la escuela y comparten igual saludo.

La escena tiene una química especial, de lealtad y respeto mutuo. Impresiona una relación que puede llevarnos a reflexionar sobre cómo es la educación recibida por estos infantes en sus casas, entre sus familiares, los ejemplos que observan en el barrio y cuáles serán sus comportamientos futuros.

Hace unos días observé una anciana que cruzaba, aceleradamente, los 80, en una cola de la farmacia. Su aspecto denotaba respeto hasta que de su boca surgió la peor de las felonías. Su abierta comparación entre los sistemas de Salud de España y Cuba, acotaban de la nación ibérica su reconocimiento a los médicos que le realizaron una radical de mama, hace 20 años y “estoy viva. Son mejores que los de aquí”.

Por un momento pensé (molesto, lo reconozco) que esa mujer sobreviviente de una pandemia no tuvo un ápice de respeto y mucho menos lealtad por quienes buscaron salvar al pueblo de Cuba, cuando las esperanzas sucumbían en los reportes de cifras matutinas de aquellos que, lamentablemente, no pudieron sobrevivir y marcaron —como números rojos— un antes y un después en nuestras vidas.

Pensé en las brigadas de médicos que partieron hacia naciones de Europa a compartir el enfrentamiento a la covid-19, y pusieron de manifiesto la efectividad de un sistema de Salud, cuya esencia no puede ser marginada por las consecuencias de un bloqueo genocida que impide alcanzar la plenitud de las capacidades de la industria biofarmaceútica cubana.

Hace unas horas tuve un pequeño encuentro —causal— en la sede del Partido de La Habana, con un viejo amigo y respetado funcionario. Había sido notificado por un error y me sentía molesto por la vergüenza. Frente a mí, las letras de un cuadro rezaban un poema de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, que me llevó a la calma, minutos antes de que cruzara frente a mí, el Primer Secretario, con un saludo cordial, amigable, de familia.

Si no vienes a dar/ El corazón y la vida/ No te molestes en entrar/ Porque en tu entrada/ Comienza tu salida. Si tu vienes a buscar/ Un lecho para una ocasión mullida/ No te molestes en entrar/ Donde la flor más bella es una herida. Este es un lugar propicio/ Tan solo para el sacrificio. Aquí tienes que ser/ El último en comer/ El último en tener/ El último en dormir/ El primero en morir”.

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QOSHE - El mejor amigo - Raúl San Miguel
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El mejor amigo

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21.01.2024

Cada mañana se produce el encuentro. Una de las mascotas de un taller de mecánica, Galletica, saluda a uno de sus amigos: un niño que detiene su paso y le prodiga caricias. Minutos después, llegan las jimaguas, de camino a la escuela y comparten igual saludo.

La escena tiene una química especial, de lealtad y respeto mutuo. Impresiona una relación que puede llevarnos a reflexionar sobre cómo es la educación recibida por estos infantes en sus casas, entre sus familiares, los ejemplos que observan en el barrio y cuáles serán sus comportamientos futuros.

Hace unos días observé una anciana que cruzaba, aceleradamente, los 80, en una cola........

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