No tenía idea de lo que sucedería cuando frente a él, decidí esperar que una mujer joven coqueteara en la búsqueda de una rebaja del precio de las flores. De manera pausada respondió a las exigencias de aquella. Entonces, cuando llegó mi turno, pensé que la supuesta rebaja del precio a la dama, sería compensada con la recarga que sutilmente me aplicaría, lo que llamamos una “multa”. Sin embargo, me equivoqué. El hombre tenía precio para sus flores, pero actuaba con profesionalidad y dignidad. “Miré, me dijo, ya casi termino y voy de regreso a casa. Tome estas sin costo alguno”. Es lo que llamamos una “galleta (cachetada) sin mano”.

En medio de un escenario económico condicionado por la fluctuación –ascendente y astronómica de los precios- me fui a buscar la reparación de una pieza imprescindible para el funcionamiento del viejo Lada estatal. Pagué la recarga equivalente a casi dos libras de carne de puerco y me dispuse a completar la jornada con las manos llenas de grasa y tizne propias de la mecánica.

Mientras realizaba esta labor adicional – como auxiliar de un profesional del taller-, le compartí un pedazo del pan de la cuota, a modo de almuerzo y, después de unas horas de intensa labor, Palmiche no reaccionó por lo cual debe permanecer en terapia intermedia hasta el lunes cuando vengan los cirujanos mecánicos y logren realizar un trasplante de caja de velocidad.

Repaso la edición dominical (impreso) y pienso en esas pequeñas cosas que ayudan a vivir: una llamada telefónica, el mensaje de voz de un colega y abogado (preocupado) y leo un pequeño texto escrito en su perfil de Facebook del joven doctor Ernesto Cordoví, a quien conocí a finales del pasado año, y dirige el Hospital Universitario Ginecobstétrico de Diez de Octubre (Hijas de Galacia) y cito:

“¡Mañana comenzamos a lavar en la Institución! Después de tener la caldera rota por mucho tiempo (ahora nueva), luego un motor quemado de la centrífuga que ya se acaba de restaurar y enrollar… ¡pues lavando aquí nos emancipamos por nosotros mismos! También comenzamos a operar las patologías de mama electiva, próximamente, el servicio de mínimo acceso se prepara para comenzar a operar, no puede haber nada cerrado. Este Hospital vuelvo y repito tiene que ser el Instituto de la Obstetricia y la Ginecología y ¿qué mejor fecha que los 100 años para restaurar todo lo que se ha perdido?”

Pienso en aquel tornado F4 que desató su furia sobre varios municipios de la ciudad. Las dantescas escenas frente a este hospital, la presencia y palabras de aliento y apoyo del Presidente de la República, el seguimiento de las titánica labor de reconstrucción que asumieron desde el CDP, con el insomnio reflejado en los rostros de las principales autoridades del Partido y el Gobierno de La Habana.

Afuera, el 2024 esboza una sonrisa de enero. Me contagio de esa energía que cubre a La Habana, en medio de los avatares y toda la luz de este día llevando sobre la brisa ese olor de ciudad de mar.

Ver además:

IA: La colonización

QOSHE - Pequeñas cosas - Raúl San Miguel
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Pequeñas cosas

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14.01.2024

No tenía idea de lo que sucedería cuando frente a él, decidí esperar que una mujer joven coqueteara en la búsqueda de una rebaja del precio de las flores. De manera pausada respondió a las exigencias de aquella. Entonces, cuando llegó mi turno, pensé que la supuesta rebaja del precio a la dama, sería compensada con la recarga que sutilmente me aplicaría, lo que llamamos una “multa”. Sin embargo, me equivoqué. El hombre tenía precio para sus flores, pero actuaba con profesionalidad y dignidad. “Miré, me dijo, ya casi termino y voy de regreso a casa. Tome estas sin costo alguno”. Es lo que llamamos una “galleta (cachetada) sin mano”.

En medio de un escenario económico condicionado por la fluctuación –ascendente y astronómica de los........

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