Usted puede estar tranquilo o desilusionado; pues a pesar de lo que el titulo sugiere, este no es un escrito de auto ayuda. Lo que me interesa comentar es nuestra incapacidad para unirnos alrededor de grandes ambiciones colectivas. Los colombianos somos capaces de lograr cosas formidables individualmente pero cuando se trata de actuar colectivamente, parece que lo único capaz de unirnos es la guerra.

Como nación pensamos chiquito, de allí tal vez, nuestra costumbre de hablar con diminutivos. Y ese complejo de “perro callejero”, ese narcisismo al revés que nos lleva a escupir en nuestra propia cara se hace más agobiante al calor de la mezquindades políticas. Por eso como diría el expresidente Samper en Colombia nos hemos vuelto pequeños para las cosas grandes y grandes para las cosas pequeñas.

Y es que desde que el presidente Petro propuso la idea de recuperar y fortalecer la infraestructura ferroviaria nacional, poderosos sectores de oposición se han dedicado a descalificar sin argumentos esta iniciativa. El ejemplo más reciente tuvo lugar frente a la propuesta de construir un tren interoceánico de unos 200 kilómetros entre Turbo Antioquia y la bahía de Cupica en el occidente chocoano. De inmediato, el coro de los huérfanos del poder salió a descalificar la idea presentándola como una locura del presidente, un nuevo capricho en su propósito de “refundar” el país-como si eso no lo hubiera hecho el uribismo- o una nueva cortina de humo.

Sin embargo, lo que no ven o no quieren ver, esas voces del sectarismo es que no es la primera vez que se plantea la idea de abrir una conexión entre el océano Atlántico y el Pacifico pues esto ya fue contemplado por los gobiernos de Guillermo León Valencia, Virgilio Barco y Ernesto Samper. Tampoco ven los críticos de todo lo que ha propone este gobierno, que esta estratégica conexión interoceánica que compensaría la crisis por la que pasa el Canal de Panamá, está siendo buscada por otros países, como ocurre con el ferrocarril que se ha propuesto entre Brasil y Perú pasando por Bolivia.

El tren entre Turbo y Cupica que impactaría positivamente el olvidado departamento del Chocó y puntualmente, la región del Darién y además, potenciaría el comercio con los países de la región Asia Pacifico con China a la cabeza, podría financiarse no solo con recursos de la nación, sino regionales como parte de los proyectos de infraestructura prioritarios en Latinoamérica e incluso, podrían buscarse financiación con instituciones con el banco de los BRICS.

Es hora de pensar en grande pues mientras aquí seguimos atrapados en las pequeñas rencillas parroquiales, en México ya echaron a andar los 1500km del Tren Maya.

QOSHE - Hay que pensar en grande - Alexander Arciniegas
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Hay que pensar en grande

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04.04.2024

Usted puede estar tranquilo o desilusionado; pues a pesar de lo que el titulo sugiere, este no es un escrito de auto ayuda. Lo que me interesa comentar es nuestra incapacidad para unirnos alrededor de grandes ambiciones colectivas. Los colombianos somos capaces de lograr cosas formidables individualmente pero cuando se trata de actuar colectivamente, parece que lo único capaz de unirnos es la guerra.

Como nación pensamos chiquito, de allí tal vez, nuestra costumbre de hablar con diminutivos. Y ese complejo de “perro callejero”, ese narcisismo al revés que nos lleva a escupir en nuestra propia cara se hace más agobiante al calor de la mezquindades políticas. Por eso........

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