Entre tantos aspectos por destacar de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, que tiene a Brasil como país invitado, queremos referirnos a la presencia refrescante, dulce, alegre y erudita de la escritora española Irene Vallejo, convertida en la promotora más eficiente de la lectura a nivel mundial y quien siempre halla la palabra adecuada para subrayar que la felicidad sí es posible.

Con igual interés atiende los interrogantes de periodistas y letrados, las inquietudes del público infantil, o encuentra una reflexión esperanzadora frente a las profundas dudas de poblaciones sometidas a sufrimiento. Fueron inteligentes y oportunas sus palabras en la ceremonia de instalación de la Feria, afortunadas sus visitas a comunidades del Chocó y la Cárcel Distrital, y sus intervenciones ante diferentes clubes juveniles de lectura.

Hace un año registrábamos en este espacio la aparición de su libro ‘El infinito en un junco’, como “un apasionante recorrido por todos los libros que han sido: el de humo, el de piedra, el del junco, el de seda, el de piel, el de árboles, el de plástico y el de luz”. Ahora nos sorprende con su adaptación gráfica, con ilustraciones del dibujante barcelonés Tyto Alba, que, de forma amena, le permite ahondar en la divulgación del conocimiento de la trayectoria del libro y disponer un preciado instrumento para estimular la lectura.

Con ‘Alguien habló de nosotros’, de reciente publicación, recupera sus columnas semanales en las cuales reflexiona sobre las distintas maneras en las que el presente está ligado a nuestra historia. No en vano sostiene que las emociones que nos acompañan han existido siempre (el miedo, la pasión, el deseo, el hastío, la desesperanza, la aflicción, la pena, la angustia, la inseguridad, los celos), son las mismas, y voces anteriores ya respondieron las preguntas de hoy.

Es halagüeño que con sus libros haya logrado convocar una “tribu” de lectores que han decidido sobreponerse a la agresividad, a la descalificación y al cuestionamiento que se han puesto de moda en las redes sociales, así como a la imposición de un mundo áspero y duro que termina por polarizar la sociedad, es fuente de enfrentamientos y aislamiento, magnifica la arrogancia, eleva la soberbia a nueva forma de liderazgo, y desprecia cualquier expresión de moderación, asimilándola a síntoma de cobardía o falta de personalidad.

Como bien recuerda Irene, aprender a leer sucede en las escuelas cada mañana, pero traducir rasgos pictóricos y descifrarlos es una labor titánica que emprende cada niño al descubrir el secreto de este hechizo que le hace posible seguir el rastro de pensamientos y sueños de quien escribe. En nuestras manos está trazar las huellas de la memoria que seremos.