En varias columnas, desde antes de las elecciones regionales del 29 de octubre pasado, he venido alertando sobre los riesgos de que el gobierno nacional coopte el poder político en las regiones toda vez que éste, junto con otros pilares de nuestra democracia como la rama judicial, los organismos de control, los medios de comunicación y el sector privado, entre otros, constituyen el muro de contención que garantiza que no se viole nuestro ordenamiento jurídico y las reglas de nuestra democracia con tal de sacar adelante unas reformas políticas que han ido perdiendo el respaldo con el que supuestamente contaban.

Muchas de esas reformas como la laboral, la pensional, la de salud, y el rumor de una nueva tributaria, son inconvenientes en cualquier circunstancia, pero más aún en una realidad económica tan grave como la actual. Esta realidad tenderá a empeorar y será una “bola de nieve” pues estamos entrando en un fenómeno macroeconómico nefasto al que los economistas denominan “estanflación”, que combina decrecimiento económico con alta inflación (dos de los elementos de mayor potencial empobrecedor y generador de miseria para un pueblo).

También, justo después de los resultados de las elecciones regionales en las que el Pacto Histórico perdió de manera contundente en casi todos los departamentos y capitales de tamaño considerable, planteé en una columna denominada “La fiesta de disfraces” que era altamente probable que se intentara influir en los mandatarios locales, manipulando con la amenaza de restringir recursos para su gestión, con el objeto de sumar apoyos políticos para sacar adelante las mencionadas reformas, que contienen muchos elementos dañinos para los colombianos.

Pues bien, no fue infundada ni equivocada esa apreciación. Se hizo evidente el espíritu retaliativo del gobierno con hechos tan protuberantes y polémicos como el recorte presupuestal en proyectos de infraestructura para Bucaramanga, negarle la ayuda a Bogotá con la ampliación de su pie de fuerza, quitarle la autonomía de autoridad minera a Antioquia y, la cereza del pastel, perder la posibilidad de realizar los juegos Panamericanos en Barranquilla en el 2027 por no hacer los pagos a los que se había comprometido Colombia.

Pero si el gobierno calculó que con medidas como estas iba a conseguir el apoyo del que adolece, debe saber que le salió el tiro por la culata. Ganó en cambio una fuerte lluvia de críticas; incluso de sus más fieles partidarios y seguidores.

Respetado Presidente, por ahí tampoco es.

QOSHE - Tiro por la culata - Carlos De Hart
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Tiro por la culata

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14.01.2024

En varias columnas, desde antes de las elecciones regionales del 29 de octubre pasado, he venido alertando sobre los riesgos de que el gobierno nacional coopte el poder político en las regiones toda vez que éste, junto con otros pilares de nuestra democracia como la rama judicial, los organismos de control, los medios de comunicación y el sector privado, entre otros, constituyen el muro de contención que garantiza que no se viole nuestro ordenamiento jurídico y las reglas de nuestra democracia con tal de sacar adelante unas reformas políticas que han ido perdiendo el respaldo con el que supuestamente contaban.

Muchas de esas........

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