Recorriendo la ciudad una tarde del sábado, decidimos ir al barrio Café Madrid, rodeado por dos ríos, el Suratá y el Río de Oro, abandonados y contaminados, y ver la inmensa pobreza y también la vitalidad que lo recorre, su población inmensa de niños que corren, unos descalzos y otros con sus zapatos. Todos ríen y gritan. Unos comiendo helados y otros de la mano de sus abuelos. Uno entiende así que la pobreza necesita poco para ser feliz y divertirse sin lujos.

Decidimos conocer esa Bucaramanga que amamos y tratamos de servirle porque esta ciudad maltrecha y abandonada en muchos lugares, también forma parte del aire que respiramos, del sol que recibimos y del agua transparente y limpia que nos regala generosamente el páramo de Santurbán.

La población está compuesta principalmente por desplazados de la línea del ferrocarril y del Magdalena Medio, donde todavía a pesar de los esfuerzos sigue la crueldad de la guerra ensañada con la población civil. Los índices de pobreza permanecen (que no daña la alegría de los niños, siguen riendo). Esa pobreza los margina y los excluye de muchos beneficios estatales (hasta allá llegó la primera dama, según me contaron, y lloró, pero nunca más volvió porque acabó la campaña). Ella no es Evita Perón, que murió sirviendo, según el libro de Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez.

El Café Madrid está olvidado de la riqueza social y solo falta voluntad política para incluirlo con imaginación y creatividad en la ruta del conocimiento. Una ciudad no es sostenible como predican muchos, si hay niños con hambre y enfermos.

Allí la vida transcurre en comunidad donde todas las puertas están abiertas. Sancochos en común, o el bazar que reúne sus habitantes, o la olla comunitaria para compartir sus tristezas y alegrías. Allí el abrazo es común a diferencia de muchas partes de la ciudad, que vive encerrada y escondida, temerosa, esperando que el “candado” funcione.

El 22.5 % de los bumangueses están en el Norte”, trabajan en las plazas de mercado, en mototaxismo, carros ‘piratas’ vendiendo alimentos en las calles, como empleadas del servicio, etc. Son los que ‘sostienen gran parte de la economía de la ciudad’.

Las universidades deben salir a construir sociedad.

Por: Donaldo Ortiz Latorre.

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Mirando la ciudad

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25.03.2024

Recorriendo la ciudad una tarde del sábado, decidimos ir al barrio Café Madrid, rodeado por dos ríos, el Suratá y el Río de Oro, abandonados y contaminados, y ver la inmensa pobreza y también la vitalidad que lo recorre, su población inmensa de niños que corren, unos descalzos y otros con sus zapatos. Todos ríen y gritan. Unos comiendo helados y otros de la mano de sus abuelos. Uno entiende así que la pobreza necesita poco para ser feliz y divertirse sin lujos.

Decidimos conocer esa Bucaramanga que amamos y tratamos de servirle porque esta ciudad maltrecha y........

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