Nos da al caminar nuestra ciudad cualquier día, pero más nos da cuando un domingo sin prisa la recorremos y apreciamos el abandono del espacio público que lleva dos meses sin intervención tal como lo registran Vanguardia, El Frente, Caracol, Blu Radio y la misma ciudadanía lo confirma. “Los habitantes del barrio Antonia Santos” (la heroína fusilada), piden a la “Alcaldía reiniciar las obras de espacio público abandonadas”
Vergüenza porque fueron arbitrariamente planeadas y eso conllevó a que hoy, después de irse Cárdenas (que debió dejar presupuestados estos trabajos), estas permanezcan inconclusas como las obras iniciadas y ahora abandonadas del Paseo España que “con dificultad ingresan a los parqueaderos de sus viviendas”. Insisten muchos, que la ciudad es sostenible, mientras los negocios y la inseguridad aumentan como “aumentan los charcos”.
Cárdenas dejó ya su gobierno de improvisaciones (al frente del colegio Tecnológico, hay un aviso reclamando la recuperación del auditorio destruido por el mismo alcalde que estudió allá en sus salones). ¿Le fue tan mal para destruirlo?
Otro medio de comunicación nos cuenta que más de 20 obras dejó el Gobierno anterior como parques (todo el mundo los ve), escenarios deportivos y hasta en la zona rural de Bucaramanga, donde iba a comer sancocho de gallina el exalcalde y en los cuales hay graves retrasos en vías y otras obras. Veredas como “Santa Bárbara, los habitantes siguen esperando la entrega de lo prometido”, en medio del asado. El costo inicial en esta vereda era de $5.766 millones y como arte de magia “pasaron a costar $7.941, pero tampoco así se terminan las obras.
Parques históricos como el Custodio García Rovira (nuestro mártir bumangués) sigue entre escombros y basura.
La vergüenza ya no da más y la ciudad entera debe exigir su terminación, “las obras registran un atraso del 82 % de los trabajos programados”. Son cerca de $6.255 millones para dejarlo como una “maravilla” el parque del mártir. Sin embargo, llevan más de 20 meses de retraso mientras a la iglesia de San Laureano, se le esfumaron los feligreses. Todo y para vergüenza nuestra, se fue por las manos codiciosas de contratistas y supervisores.
Nota
No se molesten, pero el “Fiquetón” estaba muy costoso. Cada mochila pequeña costaba $35.000. Es bueno mirar y revisar el mercado de la UIS.
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