En este siglo XXI, mientras pululan los comentarios frívolos en las emisoras radiales, en internet, en televisión, en las mal llamadas “redes sociales”, la realidad amarga de millones de familias, las agudas enfermedades que como sociedad padecemos, borbotan a diario en las calles y barrios de nuestras ciudades, en las noticias judiciales y se vive, condensadamente, en las Casas de Justicia, dependencias estatales ubicadas en los barrios para acercar el Estado a los ciudadanos, orientar y atender los conflictos que entre ellos surjan, luchar contra la impunidad, promover la convivencia y allí, funcionarios de Bienestar Familiar, de la Fiscalía General de la Nación, de la Policía Nacional, de diversas dependencias municipales, tratan de reconstruir el tejido social. Lo que en tales dependencias se ventila, le quita la respiración al más impasible.

Los pasillos y salas de espera de las Casas de Justicia tienen gran semejanza con las salas de urgencia de un hospital; son lugares atestados de colombianos llenos de problemas sentimentales, familiares, económicos, sociales, todos de urgente atención y casi imposible solución pues son irreconciliables conflictos entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos, entre parejas sentimentales, entre vecinos, los efectos de la aguda drogadicción que padecemos, el desmoronamiento de las familias, las consecuencias de las nuevas formas de prostitución juvenil femenina y masculina que es el mercado sexual del mal llamado “modelaje” a través de webCams que está corroyendo a nuestra sociedad, del que derivan actualmente ingresos decenas de miles de adolescentes colombianos de ambos sexos, mercado descontrolado que cada día corrompe más a nuestra quebradiza y débil sociedad.

Nadie imagina lo que a diario se ventila en las Casas de Justicia y cómo un puñado de funcionarios públicos tratan de evitar que se vayan al suelo las paredes de lo que es Colombia, que no se vuelva jirones su tejido social.

Colombia padece una aguda enfermedad social de la que en forma deshilvanada, incoherente, dispersa, algo se filtra a conocimiento de la opinión pública en forma incoherente, como noticias judiciales, cuando un esposo asesina a su cónyuge, un adolescente drogadicto mata a su madre y a su abuela, una madre y su pareja sentimental matan a su pequeña hija, etc.

La enfermedad social que padece Colombia es grave, aguda, profunda. Lo que millares de familias están viviendo, es inenarrable. Y… ¿Qué se hace frente a ello? Lo mismo que suelen hacer los gatos…

QOSHE - Colombia amarga - Eduardo Muñoz Serpa
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Colombia amarga

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23.04.2024

En este siglo XXI, mientras pululan los comentarios frívolos en las emisoras radiales, en internet, en televisión, en las mal llamadas “redes sociales”, la realidad amarga de millones de familias, las agudas enfermedades que como sociedad padecemos, borbotan a diario en las calles y barrios de nuestras ciudades, en las noticias judiciales y se vive, condensadamente, en las Casas de Justicia, dependencias estatales ubicadas en los barrios para acercar el Estado a los ciudadanos, orientar y atender los conflictos que entre ellos surjan, luchar contra la impunidad, promover la convivencia y allí, funcionarios de Bienestar Familiar,........

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