El lunes después de elecciones algunos periodistas y comentaristas interpretaron el resultado de la votación para la gobernación de Santander y la alcaldía de Bucaramanga como un triunfo de las maquinarias y una significativa reducción del voto de opinión. Me aparto de esta interpretación, pues quienes ganaron fueron precisamente candidatos independientes que no contaron con el apoyo de la clase política tradicional ni de los actuales gobernantes.

Lo que se evidenció en estas elecciones fue la preocupación de la gente que cada vez está mejor informada acerca de temas como la atención en salud, la seguridad, el empleo, los malos indicadores económicos, la pérdida de control del territorio, la corrupción. Podría decirse que los líderes, los formadores de opinión, han hecho bien la tarea de abrir los ojos a los ciudadanos en relación con los desaciertos de un gobierno nacional que fue elegido con una promesa de cambio que no ha podido cumplir, en gran medida por insistir de manera terca y soberbia en aquellos elementos nocivos que encierran las reformas propuestas.

Lo cierto es el Pacto Histórico pasó de más de 11 millones de votos en 2022 a un poco más de 3 millones en estas elecciones. La mayor derrota la propinó el voto de opinión en Bogotá donde Gustavo Bolívar perdió en localidades como Kennedy y Suba, en las que apenas un mes antes el presidente realizó costosos eventos que fueron interpretados como un apoyo a su candidato. Perdió el gobierno en las grandes ciudades donde se pudieron realizar las elecciones sin obstáculos, pero también hay que decir que hubo muchos lugares donde ejercieron presión los grupos violentos.

¿Qué reacción podemos esperar del presidente Petro? Ya anunció que dará prioridad a reunirse con los gobernantes elegidos con aval del Pacto Histórico o de los partidos afines a su gobierno, lo que ha generado justificadas críticas. Él sabe que tiene el poder presidencial, que es enorme, y tiene los recursos que necesitan los gobernantes regionales para cumplir sus planes de gobierno. Cómo quisiéramos ver en el presidente, en los ministros y en los nuevos mandatarios locales una actitud constructiva que permita el progreso de las regiones y la atención de los más vulnerables. De continuar la radicalización, perdemos todos y los votantes lo cobrarán en el 2026.

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El voto de opinión no ha muerto

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08.11.2023

El lunes después de elecciones algunos periodistas y comentaristas interpretaron el resultado de la votación para la gobernación de Santander y la alcaldía de Bucaramanga como un triunfo de las maquinarias y una significativa reducción del voto de opinión. Me aparto de esta interpretación, pues quienes ganaron fueron precisamente candidatos independientes que no contaron con el apoyo de la clase política tradicional ni de los actuales gobernantes.

Lo que se evidenció en estas elecciones fue la preocupación de la gente que cada vez está mejor informada acerca de temas........

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