Increíble que una persona con la experiencia de haber sido el alcalde de una ciudad como Bogotá, no hubiera aprendido la diferencia entre estar en campaña y ejecutar un mandato constitucional como gobernante. Pues parece que es lo que le ha sucedido a Petro, quien elegido a la Presidencia por un poco más de la mitad de los votantes pensó que llegaba a mandar a su antojo sin recordar que él hace parte solamente de una de las tres ramas del poder público establecidas por nuestra democracia: la legislativa, la ejecutiva y la judicial. Recién iniciado su gobierno encontró que no todo lo que proponía a su gabinete era aceptado sin discusión y entonces vino la primera crisis gubernamental, despidiendo a los ministros que sugerían algún cambio para mejorar sus propuestas.

Esta indebida forma de gobernar se ha venido incrementando en su mandato cada vez con más énfasis, al punto de haberse descarado diciendo que en su gobierno prefiere los activistas a los tecnócratas y, con gran orgullo, confiesa que él pertenece a la primera línea. De esa manera ha desvinculado al director de Planeación Nacional y otros funcionarios por proponerle modificaciones a sus iniciativas, pues su talante dictatorial de “el todo o nada” sigue dominando cuando algo le incomoda, que en ningún caso se trata de la terrible situación de inseguridad y caos que vivimos. Insiste en promover movilizaciones, convocando a amigos activistas, y presionando a funcionarios de la nómina del Estado, con su desgastada retórica, pretendiendo impresionar y demostrar, sin lograrlo, que sigue contando con el apoyo de quienes lo eligieron.

También así intimida a las Altas Cortes y en el caso del Congreso no duda en ofrecer toda clase de prebendas para que le aprueben sus propuestas. Pero en vista de que esto no le ha funcionado, en un arranque de soberbia pronuncia un discurso AMENAZÁNDONOS con que si no se aprueban las reformas por él propuestas convocará una Asamblea Constituyente para cambiar las Instituciones que se oponen a lo que el pueblo que lo eligió quiere: ¿qué tal lo democrático?

Pues ahora sí se descaró: estamos en campaña y lo que pretende es una nueva Constitución a la medida de sus caprichos para poder ser reelegido en el 26. Por fortuna contamos con instituciones fuertes que actúan, ellas sí, plenamente comprometidas con los principios democráticos, como esperamos continúe sucediendo.

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Opinion La nueva amenaza de petro

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20.03.2024

Increíble que una persona con la experiencia de haber sido el alcalde de una ciudad como Bogotá, no hubiera aprendido la diferencia entre estar en campaña y ejecutar un mandato constitucional como gobernante. Pues parece que es lo que le ha sucedido a Petro, quien elegido a la Presidencia por un poco más de la mitad de los votantes pensó que llegaba a mandar a su antojo sin recordar que él hace parte solamente de una de las tres ramas del poder público establecidas por nuestra democracia: la legislativa, la ejecutiva y la judicial. Recién iniciado su gobierno encontró que no todo lo que proponía........

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