Informan las últimas noticias de la región que debido a la sequía varios municipios de Santander se encuentran en emergencia por la falta de agua. Barichara está sin agua, el municipio de Los Santos también, Vélez igualmente y así otras poblaciones, con graves riesgos de salubridad para sus habitantes, además.

Y en esos municipios, curiosamente, desde hace años se vienen fomentando proyectos para la construcción de sus acueductos, los cuales ya fueron contratados pero nunca terminados. En esos proyectos se han invertido hasta ahora más de $70.000 millones, plata embolatada a causa de las múltiples irregularidades en la ejecución de esos contratos.

En frente de esa contratación está una entidad cuestionada desde sus inicios, la Empresa de Servicios Públicos de Santander, ESANT, un fortín burocrático creado en la administración de Richard Aguilar y que tuvo como gerente en su momento a Edwin Ballesteros, ambos hoy en líos con la justicia. Pero más allá de esos personajes, lo cierto es que esa empresa ha sido un fracaso en su empeño de construir los acueductos regionales.

Una completa investigación publicada en este periódico en noviembre del año pasado, puso al descubierto el sinnúmero de anomalías y conflictos que se han suscitado en los contratos firmados por la ESANT con la promesa de llevar agua a los municipios. El caso más patético es la construcción del “Acueducto Regional del Chicamocha”, en el municipio de Los Santos, un contrato firmado en el año 2015 y que prometía entregar el acueducto a finales del 2016. Han pasado más de ocho años y nada, todavía no han terminado la obra.

El contrato para la construcción del acueducto del municipio de Vélez ha corrido la misma suerte, hoy con un retraso de siete años, todo como producto de una pésima planeación y el incumplimiento reiterado del consorcio contratista. Y ni hablar del contrato para la construcción del “Acueducto Regional del río Quiratá”, en el municipio de Landázuri, es el proyecto que está más atrasado y en el cual se denunciaron coimas desde su adjudicación.

Todo ese entramado de corrupción, con sequía o sin sequía, hoy tiene a muchos municipios del departamento sin agua potable y en emergencia sanitaria, pero nada les pasa a los responsables de semejante abuso y despilfarro de dineros públicos.

Esos “acueductos” no están llenos de agua; están repletos de corrupción. ¡Escandaloso!