El pasado mes de febrero el Hospital Universitario de Santander recibió la acreditación en salud por parte del Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (Icontec), en documento firmado por su director ejecutivo, Roberto Enrique Montoya, y que tiene una vigencia, cuando menos, hasta el año 2028.

La noticia es un gran logro para el hospital y para Santander, sin duda, aunque lo importante aquí es saber ¿qué significa eso?, ¿eso qué representa para la salud del departamento?, o si eso es apenas un certificado protocolario de los muchos que se entregan en el gobierno nacional con ceremonia de condecoración incluida.

La acreditación de alta calidad en salud es un sello que entrega el instituto después de un largo proceso de escrutinio sobre la prestación del servicio por el hospital, su manejo administrativo y financiero, la evaluación de estándares óptimos, el cumplimiento de programas y la obtención de resultados. Si el servicio es de calidad, oportuno, humanizado y digno, en especial con las comunidades vulnerables, el reconocimiento es inexorable.

Y esos indicadores, al parecer, cumplieron sus topes máximos en la evaluación realizada por el Icontec, de suerte que el Hospital Universitario es el primer hospital público del nororiente colombiano en recibir este reconocimiento. ¡Nada mal!

De la época de los paros, las protestas, el mal servicio y los pagos atrasados del antiguo Hospital “Ramón González Valencia”, se está pasando al reconocimiento público y la fortaleza institucional, entre otras, gracias al liderazgo de sus actuales directivos y al apoyo incondicional de la Universidad Industrial de Santander, que fomenta desde su facultad de salud un conglomerado educativo de nivel internacional. Y obvio, el reconocimiento es también producto del compromiso de una gran cantidad de profesionales vinculados al renovado sanatorio de los santandereanos.

Ese hospital inviable de otras épocas hoy se ha convertido en una entidad acreditada en altos estándares de calidad en salud. El hospital es moderno, con su infraestructura actualizada, administrativamente eficiente y financieramente sostenible. De ahí que la certificación del Icontec sea de aplaudir, y no como un documento de protocolo, sino como la hoja de ruta de la entidad para convertirse en uno de los mejores hospitales públicos del país.

Según la certificación, la consigna es que así se mantenga y que mejore continuamente por lo menos hasta el año 2028. ¡Ojalá que sea así!