—Muy interesante lo de Mefisto y la forma como los artistas terminan cediendo a la influencia ideológica del poder; es por eso que yo me mantengo lejos de eso de la cultura —dijo Osquítar—; pero nos quedamos esperando por lo del “gas…”, ¿el gas de qué?

—“Gaslighting”, que significa en castellano “luz de gas” —respondió El Sapo Inquisidor.

—¿Y qué impacto político y social puede tener la tal luz de gas en la cultura colombiana?

—Mucho —dijo el ilustre profesor Gregorio Montebell desde su hamaca—. El “gaslighting” es una forma insidiosa de manipulación psicológica que puede tener consecuencias devastadoras en una sociedad. En el contexto colombiano, donde la historia está marcada por conflictos, desigualdades y luchas por el poder, el “gaslighting” se convierte en una herramienta aún más peligrosa. Le explico por qué, Osquítar:

El “gaslighting” niega o distorsiona la realidad para controlar a otros. En Colombia, esto se ha manifestado en la negación de la violencia, la corrupción y los abusos de poder. Las víctimas son llevadas a dudar de sus propias percepciones y experiencias.

En los ámbitos de la política y el poder, el “gaslighting” se utiliza para desacreditar a oponentes, minimizar problemas sistémicos y perpetuar la impunidad. Los líderes manipulan la verdad para mantenerse en el poder, mientras la población sufre las consecuencias.

En casos de violencia de género, el “gaslighting” también afecta a las mujeres colombianas, porque se les hace creer que sus experiencias de violencia, discriminación o acoso no son reales. Esto mantiene la cultura machista y dificulta la búsqueda de justicia.

El “gaslighting” crea una actitud de silencio, porque las víctimas temen hablar y denunciar. Esto perpetúa la impunidad y socava la confianza en las instituciones.

El “gaslighting” no solo daña al individuo, sino que también erosiona los cimientos de una sociedad. Reconocerlo y resistirlo es fundamental para el bienestar de todos los colombianos. Y para combatirlo, es crucial identificarlo y fomentar empatía, escucha y apoyo. La educación, la denuncia y la búsqueda de justicia son pasos esenciales para sanar y construir una sociedad más justa. Pero ni siquiera sabemos que existe.