—Como decía —continuó el ilustre profesor Gregorio Montebell—, un espacio de debate como el Congreso, que debe ser arena de argumentos serios, de peso, se ha convertido en molesta caricatura de la violencia de nuestro país, con enfrentamientos cuyos contenidos tienen de todo, menos argumentación y decencia. Y luego de estas peleas de tan bajo perfil, no se vota por el contenido de propuestas de leyes y sus beneficios para el país, sino de acuerdo con el mandato del burro que tengan como director del partido y por las dádivas económicas y laborales que llegue a ofrecerles el Gobierno. Qué pesar.

—Lo que pasa es que los izquierdosos no aguantan que les canten la tabla —interrumpió Maurén.

—Lo que pasa —continuó Montebell— es que en vez de legisladores con buen nivel académico e intelectual tenemos influenciadores y patanes, que convirtieron el Congreso en locación de sus videos, que es en verdad lo único que saben hacer. Hay que ver cómo los medios de comunicación convencionales se convirtieron en trincheras desde donde se destila odio. Hay que ver cómo personajes, disfrazados de periodistas, en vez de informar y opinar, arman debates y griterías con estrategias infantiles, inmaduras, y convierten la discusión en pelea de tigre con burro amarrado.

—Me dejó en las mismas —dijo Maurén.

—Seguramente, de niña, usted tuvo la ocasión de ver o de actuar en las discusiones infantiles que, después de tirar la piedra y esconder la mano, se venía la contraparte a discutir y el primero se hacía el sordo. Hoy eso se repite cuando alguien lanza una frase agresiva, y se despide de su interlocutor.

—Sigo sin entender.

—Le pongo ejemplos: En la película “Poción de amor #9″, Paul se tapa los oídos y grita «blibliblibli» para evitar que las palabras entren a sus oídos y caiga seducido por el embrujo de amor. De niños, se tapaba al interlocutor gritando «no oigo nada, soy de palo, tengo orejas de pescado», o también «lerolero candelero», y se dejaba al interlocutor hablando sin que fuera escuchado.

—Pues claro; ¿a quién le interesa lo que contesten los izquierdosos?

Por: Puno Ardila.