En una época dominada por los reality shows, donde la audiencia se sumerge en un mundo prefabricado de glamour y drama, surge la preocupación por el impacto que esto tiene en la percepción de la realidad. Es alarmante ver cómo la sociedad se sumerge en una burbuja de entretenimiento superficial, donde las verdaderas problemáticas sociales, económicas y políticas quedan opacadas por la hiper exposición de contenidos irreales.

Los realities shows, con sus tramas sensacionalistas y su enfoque en el drama humano, han capturado la atención del público de manera desproporcionada. Sin embargo, detrás de la fachada de entretenimiento, se esconde una manipulación sutil por parte de los editores, quienes moldean la narrativa a su antojo y exponen solo una fracción de la ‘realidad’ de los participantes. Estos se convierten en simples marionetas, guiadas por un guión prefabricado que resalta lo peor del ser humano y distorsiona la verdadera naturaleza de las personas.

Mientras tanto, la verdadera realidad, con sus conflictos sociales, económicos, culturales y políticos, queda relegada a un segundo plano. Los noticieros de los canales privados se ven invadidos por los realities, dejando menos tiempo para abordar noticias relevantes y de interés público. Esta obsesión por el entretenimiento fácil se convierte en una anestesia conveniente, una distracción diseñada para mantener a la audiencia alejada de la verdadera realidad que enfrenta la sociedad.

Es necesario reflexionar sobre el impacto de este fenómeno en la forma en que percibimos el mundo que nos rodea. El consumo excesivo de realities puede distorsionar nuestra percepción de la realidad y alejarnos de la verdadera esencia de la vida. Es hora de reevaluar nuestras prioridades y buscar un equilibrio entre el entretenimiento y la información, entre la fantasía y la realidad. Solo así podremos enfrentar los desafíos reales que enfrenta nuestra sociedad y construir un futuro más justo y equitativo para todos.

Es fundamental reconocer que la televisión tiene un poder significativo para influir en la percepción y comprensión del mundo que nos rodea. Por lo tanto, es responsabilidad de los medios de comunicación, así como de la audiencia, buscar un equilibrio entre el entretenimiento y la información veraz y relevante.

En lugar de ser espectadores pasivos de la vida ficticia presentada en los realities shows, debemos fomentar la participación activa en la comprensión de los problemas reales que enfrentamos como sociedad. Esto implica promover una cultura de la crítica reflexiva y el análisis objetivo, donde se valore la diversidad de opiniones y se busque la verdad más allá de las apariencias.

Por otro lado, como audiencia, debemos ser más selectivos en cuanto a los contenidos que consumimos y exigir una programación televisiva más diversa y enriquecedora. Es importante recordar que tenemos el poder de elegir qué programas apoyamos con nuestra audiencia y nuestras preferencias.

En última instancia, debemos trabajar juntos para construir una sociedad más informada, crítica y comprometida con la realidad que nos rodea. Solo así podremos superar la burbuja de los reality shows y enfrentar los desafíos reales que nos esperan como sociedad.

Por Víctor Solano Franco

Consultor en Comunicación y reputación

En X: @Solano

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Mucho reality, pero poca realidad

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05.04.2024

En una época dominada por los reality shows, donde la audiencia se sumerge en un mundo prefabricado de glamour y drama, surge la preocupación por el impacto que esto tiene en la percepción de la realidad. Es alarmante ver cómo la sociedad se sumerge en una burbuja de entretenimiento superficial, donde las verdaderas problemáticas sociales, económicas y políticas quedan opacadas por la hiper exposición de contenidos irreales.

Los realities shows, con sus tramas sensacionalistas y su enfoque en el drama humano, han capturado la atención del público de manera desproporcionada. Sin embargo, detrás de la fachada de entretenimiento, se esconde una manipulación sutil por parte de los editores, quienes moldean la narrativa a su antojo y exponen solo una fracción de la ‘realidad’ de los participantes. Estos se convierten en simples........

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