A Catalina Rodríguez Mora, una niña de 14 años en abril de 1961, le resulta imposible borrar recuerdos como los vividos la madrugada del día 15 de aquel mes, cuando aún Girón era un nombre desconocido en el ámbito geográfico del ciudadano cubano.

Y de repente el término se abrió al mundo, aunque ella lo supo después, cuando los acontecimientos se fueron aclarando, muy confusos aquella madrugada en que fuerzas de la policía tocaron a su puerta demandando de los pobladores inmediata evacuación hacia las montañas.

En el horizonte el lucerío de barcos americanos presagiaba una invasión de características distintas, diferentes de otras que, como el desembarco de unos 27 mercenarios, y tres norteamericanos en Bahía de Navas, entre Moa y Baracoa, ya las fuerzas combinadas del Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) acostumbraban a frustrar.

Ahora era distinto, “la cosa se ponía fea”. Mujeres, ancianos y niños desalojaban la ciudad en busca del seguro refugio de las montañas de El Paraíso, Las Minas y Sabanilla. No había pánico, por el contrario: resolución de luchar hasta el último aliento y de ser preciso convertir en cenizas la Primera Villa de Cuba antes que entregarla al mercenario invasor.

Al Comandante Eddy Suñol se le recuerda al frente del Batallón de las MNR, al cual se sumaron 400 milicianos baracoenses cerrando filas con el Ejército Rebelde por todo el malecón de la ciudad y el litoral costero. Seis baterías de “cuatro bocas” estaban listas para escupir metralla sobre el enemigo, que ya temblaba en la distancia.

La telaraña de operaciones se sucedían, todas dirigidas a destruir a la Revolución Cubana. “Generosa”, denominaron al plan de apoyo a la “Pluto”, mediante la cual empleaba algunos mercenarios de la Brigada 2506 en infiltraciones a territorio cubano para organizar acciones clandestinas de desestabilización y promoción de levantamientos armados coincidentes con el desembarco de Playa Girón.

“Pluto”: desembarco naval por tres puntos de la Bahía de Cochinos, acompañado del lanzamiento de paracaidistas como acción principal de guerra en el punto escogido: la Ciénaga de Zapata, donde se pretendía consolidar una cabeza de playa, instaurar “un gobierno provisional” que sería reconocido ipso facto por Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), su Ministerio de Colonias, al decir de Raúl Roa, el Canciller de la Dignidad.

“Puma”: preludio de la agresión tras el intento desarticulador de la defensa aérea cubana con la destrucción en tierra de los aviones taxeados en los aeropuertos de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad, en la Habana; y el aeródromo Antonio Maceo de Santiago de Cuba.

“Marte”, entre ellas, fue una peligrosa acción diversionista en la provincia de Guantánamo.

John F Kennedy, presidente de los Estados Unidos había autorizado el 10 de abril de 1961 la Operación Pluto, heredada de su antecesor Dwight Eisenhower, pero desconocía que un grupo especial dirigido por el anterior vicepresidente, Richard Nixon, echó a andar paralelamente la Operación Marte, engendro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Mediante la Operación Marte la tenebrosa agencia de espionaje encargó a su director, George Bush (el padre), reclutar una fuerza élite de 160 hombres que bajo el mando del traidor Higinio Nino Díaz Arce tendría la misión de desembarcar el 14 de abril de 1961 por Macambo, municipio de Imías y apoderarse de la ciudad de Baracoa.

Esta fuerza debía entrar en combate simultáneamente con el primer golpe aéreo, para atraer sobre ella la atención del mando cubano, y distraerlo de la dirección principal de la agresión: Playa Girón.

Paralelamente simularían un ataque de tropas cubanas a la ilegítima base naval de Estados Unidos en la bahía de Guantánamo para justificar una agresión militar directa a la Isla, al mejor estilo del Maine y posterior intromisión, entonces, en la guerra hispano-cubana.

Pero la Revolución, con la colosal fuerza del pueblo, detuvo en seco a los invasores, derrotados en apenas 72 horas en Girón y cambiados por compotas después; mientras en Baracoa los acobardados mercenarios pusieron proa a las instalaciones militares de Vieques, Puerto Rico, y cargar por siempre el estigma de su “Operación Marte”, rebautizada en Miami, burlonamente, como “El bojeo a Cuba”.

Más les valió.

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No importa que el enemigo madrugue… Baracoa no duerme

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15.04.2024

A Catalina Rodríguez Mora, una niña de 14 años en abril de 1961, le resulta imposible borrar recuerdos como los vividos la madrugada del día 15 de aquel mes, cuando aún Girón era un nombre desconocido en el ámbito geográfico del ciudadano cubano.

Y de repente el término se abrió al mundo, aunque ella lo supo después, cuando los acontecimientos se fueron aclarando, muy confusos aquella madrugada en que fuerzas de la policía tocaron a su puerta demandando de los pobladores inmediata evacuación hacia las montañas.

En el horizonte el lucerío de barcos americanos presagiaba una invasión de características distintas, diferentes de otras que, como el desembarco de unos 27 mercenarios, y tres norteamericanos en Bahía de Navas, entre Moa y Baracoa, ya las fuerzas combinadas del Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) acostumbraban a frustrar.

Ahora era distinto, “la cosa se ponía fea”. Mujeres, ancianos y niños desalojaban la ciudad en busca del seguro refugio de las montañas de El Paraíso, Las Minas y Sabanilla. No había pánico, por el contrario: resolución de luchar hasta el último aliento y de ser........

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