Gracias a la ley electoral vasca, que otorga 25 diputados a cada uno de los territorios históricos a pesar de que la población de cada uno de ellos es muy diferente, EH Bildu ha conseguido empatar en escaños con el PNV: 27 diputados cada uno, lo cual suman 54 diputados nacionalistas de 75 que conforman el Parlamento Vasco. Si ampliamos la mirada a los resultados electorales de socialistas y populares, la primera consideración es indispensable: los representantes políticos de los verdugos ganan a quienes fueron sus víctimas. Aunque ya no exista ETA, debe decirse, porque no decirlo sería como ocultar los hechos ocurridos que además explican los resultados electorales de hoy mismo en el País Vasco: si ETA no hubiera existido, el panorama electoral sería diferente. En todo caso, gana el PNV.

EH Bildu, a quienes han votado masivamente los jóvenes, más por ignorancia que por mala saña a quienes padecimos la violencia de ETA por defender la democracia, ha incrementado en seis sus diputados, a costa de Elkarrekin Podemos y los hijos de quienes siguen votando al PNV. El PNV sufre pero aguanta, porque al fin y al cabo el PNV sigue siendo mucho PNV, y mantendrá el Gobierno Vasco gracias a los socialistas, que viven felices en su regazo. Hay cosas que nunca cambian. El PSE, que podría elegir entre Pradales (PNV) y Otxandiano (EH Bildu), realmente ya ha elegido al primero, y, aunque ahora podría ser más exigente en lugar de seguir siendo únicamente comparsa de los nacionalistas, seguirá siendo lo que ha sido hasta ahora en lugar de ser alternativa. El PP, más centrado que nunca en tratar de arañar votos al PNV, ha dejado el espacio suficiente a su derecha para que Vox, sorprendentemente, mantenga su diputado en el Parlamento Vasco. Poca cosa para la derecha no nacionalista. Y Sumar consigue entrar, en representación de la sopa de letras de Yolanda Díaz, contra todo pronóstico.

Cuando todo discurría con normalidad, sucedieron dos episodios que amenazaron con hacer saltar por los aires la campaña electoral vasca y los pronósticos que adelantaban un empate técnico entre EH Bildu y el PNV: por un lado, la negativa del candidato Pello Otxandiano a llamar banda terrorista a la banda terrorista ETA tras la pregunta de un periodista de la Ser, al que, mira por dónde, se le ocurrió introducir la cuestión de ETA en la campaña; por otro lado, la agresión sufrida por Imanol Pradales, candidato del PNV, por parte de un energúmeno. No parece que ninguno de los dos sucesos haya terminado siendo tan trascendental como inicialmente podría pensarse; al fin y al cabo, todos sabíamos que, para los mandamases independentistas de la coalición abertzale, ETA es un episodio histórico o un fenómeno meteorológico más que una organización terrorista que se dedicó, con su apoyo político expreso, a asesinar a quienes le llevaran la contraria o para que nadie se la llevara. Otxandiano, además, para disimular, templar gaitas, rebajar la tensión y retener los votos de quienes tenían pensado votarle a pesar de la historia de terror que lo sustenta y le permite ser hoy diputado, pidió perdón a las víctimas que pudieran haberse sentido humilladas por el hecho de haberse negado a llamar terroristas a los asesinos de sus familiares y seres queridos. Por su parte, Imanol Pradales recogió la solidaridad de todos sus adversarios políticos, todos los cuales, a excepción de EH Bildu, condenan sin paliativos cualquier tipo de violencia. Ambos sucesos, que sirvieron para dar a conocer a dos candidatos no excesivamente conocidos, finalmente no han tenido una gran influencia.

Es el resultado que permite a todos los que obtienen representación parlamentaria considerar un éxito sus resultados electorales: el PNV aguanta y gobernará con el PSE, porque hay cosas que nunca cambian y, en caso de duda, gana el PNV; EH Bildu logra los mejores resultados de su historia a pesar de seguir sin condenar a ETA, para desgracia nuestra como sociedad democrática; el PSE incrementa en dos sus diputados hasta llegar a doce a pesar de Sánchez y sus barrabasadas; el PP amplia su representación en un diputado hasta llegar a siete; Vox logra mantener el suyo; y Sumar, que parecía que se quedaba fuera, logra representación parlamentaria.

Imanol Pradales será lehendakari con el voto favorable de los socialistas y ambos partidos renovarán su coalición de gobierno. Hay cosas que nunca cambian en Euskadi.

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Así gana el PNV

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22.04.2024

Gracias a la ley electoral vasca, que otorga 25 diputados a cada uno de los territorios históricos a pesar de que la población de cada uno de ellos es muy diferente, EH Bildu ha conseguido empatar en escaños con el PNV: 27 diputados cada uno, lo cual suman 54 diputados nacionalistas de 75 que conforman el Parlamento Vasco. Si ampliamos la mirada a los resultados electorales de socialistas y populares, la primera consideración es indispensable: los representantes políticos de los verdugos ganan a quienes fueron sus víctimas. Aunque ya no exista ETA, debe decirse, porque no decirlo sería como ocultar los hechos ocurridos que además explican los resultados electorales de hoy mismo en el País Vasco: si ETA no hubiera existido, el panorama electoral sería diferente. En todo caso, gana el PNV.

EH Bildu, a quienes han votado masivamente los jóvenes, más por ignorancia que por mala saña a quienes padecimos la violencia de ETA por defender la democracia, ha incrementado en seis sus diputados, a costa de Elkarrekin Podemos y los hijos de quienes siguen votando al PNV. El PNV sufre pero aguanta,........

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