Alejandro Gil Fernández es el último ilustre tronado de la revolución cubana. Tronado es como se conoce popularmente en Cuba a los altos cargos del Gobierno o el Partido Comunista que pasan de la noche a la mañana de ostentar responsabilidades de poder a ser apestados, en el mejor de los casos, y condenados y encarcelados, en el peor.

El camino de la cárcel es el que parece haber enfilado Gil Fernández, que era el ministro de Economía de Cuba hasta hace unos días. No se trata de una purga cualquiera. Primero, porque Gil Fernández era un perfil de la absoluta confianza del actual presidente de la República, Miguel Díaz-Canel. Y segundo, porque la información que sale de la isla con cuentagotas sugiere que el autor de esta defenestración ha sido el propio Raúl Castro, que a sus 92 años conserva el poder, la ascendencia entre el Ejército y la capacidad de ejecutar un movimiento de esta naturaleza a espaldas del propio presidente.

La sucesión de acontecimientos que han acabado con el ministro son difíciles de explicar. En un primer momento, Díaz-Canel informó de una destitución pactada en el Ministerio. Se despidió a Gil Fernández con honores y el presidente le emplazó públicamente a seguir sirviendo a la revolución desde otros ámbitos. Días después, el diario oficial Granma y la televisión estatal informaron de la apertura de una investigación al ya ex ministro por graves delitos de corrupción, que no se especificaron, y que las autoridades habían procedido a registrar su domicilio en una de las zonas más lujosas de La Habana. Nada se sabe desde entonces de Gil Fernández. No hay una acusación formal, ni tampoco se conoce si está o no en la cárcel.

Lo ocurrido con Gil Fernández es castrismo marca de la casa. La lista de tronados a lo largo de estos 65 años de revolución es innumerable. Desde los casos más famosos de Arnaldo Ochoa y José Abrahantes hasta otros más recientes: Felipe Pérez Roque y Carlos Lage. Nadie tiene duda de que la mano de Raúl Castro está detrás de este movimiento, que es una desautorización al presidente.

El Gobierno cubano, la revolución en general, vive uno de sus momentos de mayor debilidad. La Habana tuvo que pedir por primera vez en su historia ayuda al Programa Mundial de Alimentos de la ONU porque no hay leche para alimentar a los menores de siete años.

Gil Fernández ha sido el ministro que ha puesto rostro a unas reformas económicas impopulares y poco efectivas. Desde que asumió el cargo en 2018, implementó diversos planes económicos que se fueron al garete uno detrás de otro. Uno de los más importantes fue la tarea de ordenamiento para acabar con la doble moneda y revisar los precios.

El resultado fue una subida sin precedentes de la inflación en un país ya de por sí muy castigado y sin industria. Otras iniciativas para facilitar la iniciativa privada entre los cubanos tampoco han tenido un gran impacto. Y el resultado de estas políticas y el contexto mundial han provocado otro éxodo masivo de cubanos.

Gil Fernández es, de momento, el último chivo expiatorio del régimen que busca sacar la cabeza el fango mientras la población que todavía queda dentro de la isla se muere de hambre. La comunidad internacional, que tiene otros incendios más importantes que atender, asiste indiferente a lo que ocurre en Cuba.

QOSHE - Cuba vuelve a los tiempos de Ochoa: la purga del ministro de Economía sacude a un país que se muere de hambre - Jorge Sáinz
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Cuba vuelve a los tiempos de Ochoa: la purga del ministro de Economía sacude a un país que se muere de hambre

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11.03.2024

Alejandro Gil Fernández es el último ilustre tronado de la revolución cubana. Tronado es como se conoce popularmente en Cuba a los altos cargos del Gobierno o el Partido Comunista que pasan de la noche a la mañana de ostentar responsabilidades de poder a ser apestados, en el mejor de los casos, y condenados y encarcelados, en el peor.

El camino de la cárcel es el que parece haber enfilado Gil Fernández, que era el ministro de Economía de Cuba hasta hace unos días. No se trata de una purga cualquiera. Primero, porque Gil Fernández era un perfil de la absoluta confianza del actual presidente de la República, Miguel Díaz-Canel. Y segundo, porque la información que sale de la isla con cuentagotas sugiere que el autor de esta defenestración ha sido el propio Raúl Castro, que a sus 92 años conserva el poder, la........

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